Por: Rafael Novoa Pupo
En el informe que escribiera al Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz el 13 de mayo de 1958 en Las Vegas de Jibacoa en la Sierra Maestra, Celia Sánchez Manduley sin imaginárselo, sellaba el comienzo de lo que sería, una labor perdurable.
En ese informe, Celia señalaba: «Hay muchos papeles sin importancia hoy, pero que para un futuro y para la historia serán de gran valor. Mi interés en esto ha sido que cuando se escriba esta historia, sea lo que realmente es, y no dejen estos papeles escribir historietas, nada prueba más que los documentos, por lo que todo importa después«.
Desde principio de la década de los sesenta, Celia comenzó a acumular los documentos en su apartamento en El Vedado, los cuales conservaba en los mismos paquetes preparados durante la guerra en la Sierra, y que fueron conseguidos como resultado de sus gestiones con combatientes y familiares de los mártires.
Todas estas constancias durante los años de la lucha insurreccional y después del Triunfo de la Revolución cubana, se materializó en 1963, cuando pudo dar un nuevo impulso a la actividad de búsqueda, organización y conservación de estos manuscritos.
Fue así, que el 4 de mayo de 1964 era fundada la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado, entidad que atesora más de 159 mil fondos fotográficos en 28 colecciones, y más de 56 mil fondos documentales.
A 56 años, la Oficina tiene la misión de conservar cada nota, carta, orden o resolución como propuso su fundadora, ejemplo vivo de labor incansable, y como dijera Armando Hart Dávalos al despedir su duelo, “Será siempre para todos sus compañeros, la fibra más íntima y querida de la Revolución Cubana, la más entrañable de nuestras hermanas, la más autóctona flor de la Revolución”.