Periodismo cubano recuerda a la luchadora incansable María del Carmen Villar Buceta

Por: Rafael Novoa Pupo

María del Carmen Villar Buceta, fue una destacada luchadora, poetisa, periodista y bibliotecaria, nacida el 25 de abril de 1899 en Corral Falso de Macuriges, actual municipio Pedro Betancourt, en la provincia de Matanzas.

María del Carmen, brindó sus aportes al campo de la bibliografía y al desarrollo de la actividad bibliotecaria en Cuba. Fue la primera profesora de biblioteconomía en la isla.

Logró cursar su enseñanza primaria en el Centro Escolar Félix Varela, únicos estudios formales que realizó, pues la muerte temprana de su madre la obligó a abandonar la escuela y a enfrentar la crianza de sus hermanos menores, y otras labores en el hogar, que conspiraron contra sus apetencias de desarrollo intelectual.

Estos contratiempos, no amilanados el espíritu de María, quién se convirtió en una verdadera autodidacta. Su afán por la lectura le ofreció nuevos horizontes a sus sueños e inquietudes líricas, y así en un medio nada favorable, inició el cultivo de su poesía.

En 1915, comenzaron a publicarse los primeros poemas de María, tales como el soneto titulado “Desilusión” , que apareció en el Diario de la Marina. En 1916, decidió incursionar también en el campo periodístico,  apareciendo su primer trabajo en el Heraldo de Cuba.

Hasta 1921 María colaboró desde su localidad en la revista habanera Castalia, y ese mismo año se trasladó con su familia a La Habana, donde comenzó a trabajar como secretaria de redacción y como redactora del diario La Noche. Más tarde desempeñó los mismos cargos en El Heraldo de Cuba, órgano del liberalismo político, dirigido por Manuel Márquez Sterling.

El 24 de febrero de 1923 María publicó en La Noche, el artículo titulado “El 24 de febrero y yo”, en conmemoración del aniversario de ese acontecimiento histórico, donde revelaba sus sentimientos revolucionarios y su inclinación hacia el internacionalismo.

Estas ideas le propiciaron el primer encuentro con Rubén Martínez Villena, con quién selló una amistad y comunión de ideales, que duraría por siempre.

El año 1925, cuando se instaló en el poder el tirano Machado, marcó la incorporación activa de María a la vida política del país. Ella tomó de inmediato un puesto entre los jóvenes que lo combatían clandestinamente, y se convirtió en una de sus más fervientes opositoras.

A principios de la década de los años treinta, María comenzó a militar en el Partido Comunista de Cuba. Eran días de batalla diaria contra la tiranía machadista y María recorrió la provincia de La Habana con la propaganda, la proclama, la instrucción partidista cosidas a sayas, blusas y refajos, que llamaban a la insurrección, en plena calle habanera.

En 1932 un periodista de El Mundo, visitó a María para entrevistarla en relación con una encuesta sobre el movimiento feminista en Cuba que se publicaría en el Anuario de ese periódico. A la pregunta: ¿Cómo cree usted que será la mujer cubana del porvenir?, ella contestó: “simplemente comunista, como ha de serlo la sociedad del mañana. A quien quiera ahondar más en esta opinión, le bastará con iniciarse en el credo político así nombrado”.

En 1934, colaboró en la revista Masas, pero su labor periodística alcanzó su mejor expresión en la revista Adelante, desde la cual denunciaba el medio asfixiante en que se movían escritores y periodistas, así como la crisis general que restringía la expresión del pensamiento de carácter político y social.

En 1944 en el décimo aniversario de la muerte de Rubén Martínez Villena, María fue invitada por la FEU a pronunciar unas palabras en su condición de amiga y camarada del líder comunista. En esta ocasión ella dictó en el Aula Magna de la Universidad de la Habana una conferencia titulada: “Evocación a Rubén Martínez Villena” en la que afirmó valientemente: Sí, he ahí mi cédula de identidad: la reconozco y no escatimo su precio. He sido, y podría seguir siéndolo sin claudicaciones ni sonrojos, compañera de luchas de Rubén Martínez Villena en las filas del proletariado revolucionario internacional.

Luego del triunfo de la Revolución Cubana por la que María había batallado, fue llamada al Ministerio de Relaciones Exteriores donde realizó comentarios de libros en la revista Política Internacional, y entregó a El Mundo, artículos sobre temas artísticos y políticos, hasta su retiro en 1968.

En 1976 María publicó en la Revista Bohemia el trabajo “Rubén: un muerto inmortal”, en el que recordaba cómo conoció a Rubén Martínez Villena y hacía un bosquejo de la vida y obra del poeta revolucionario.

En los últimos meses de su vida María Villar Buceta, enferma de cuidado, estuvo recluida en los Hospitales “ Salvador Allende” y “ Calixto García”, hasta que falleció el 29 de junio de 1977, cuya despedida de duelo estuvo a cargo de Ángel Augier.