Batalla del Jigüe, proa a la libertad definitiva

Por: Rafael Novoa Pupo

Alrededor de las cinco y media de la mañana del viernes 11 de julio de 1958, fue iniciada la Batalla del Jigüe, la cual resultó vital para la derrota de la ofensiva general lanzada por el ejército de la dictadura contra la Sierra Maestra, con el propósito de acabar con la insurgencia guerrillera en las montañas orientales, y eliminar a su líder el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz. De ahí que esa operación se denominara, Fin de Fidel.

En el Jigüe, un intrincado paraje de la Sierra Maestra, se había establecido el Batallón 18 de Tropas Élites de la tiranía al mando del comandante José Quevedo, y que estaba integrado por 364 efectivos bien armados.

Durante los 10 días que se prolongó el combate, las tropas rebeldes con apenas 300 hombres, muchos de ellos con armas deficientes y muy escaso parque, resistieron el ataque de 14 batallones apoyados con fuerzas de aviación, artillería, naves de guerra y tanques. Fue el último descalabro de la ofensiva batistiana en el verano de 1958.

Las fuerzas rebeldes habían ocupado posiciones claves en los alrededores del campamento y en zonas cercanas, para impedir el movimiento de soldados que no podían salir del Jigüe, ni llegar tampoco a ese lugar sin ser atacados por los insurgentes, causándoles numerosas bajas.

Durante toda esa batalla, se luchó encarnizadamente en sitios como Cagüeiro, Gran Tierra, Río La Plata, Pico Manacas y Paridón, lugar donde se libró unos de los más fuertes combates con un saldo considerable de bajas para el ejército batistiano, numerosos heridos, y la captura de gran cantidad de armas, y 20 mil balas aproximadamente.

Incapaz de poder salir de aquel infierno en que estaban metidos desde el mismo inicio de la batalla, el 21 de julio el jefe del Batallón 18 del ejército, comandante Quevedo, se rindió incondicionalmente al mando rebelde, instante que marca el fin de la ofensiva general de verano del régimen de Batista, en la Sierra Maestra.

En la batalla del Jigüe, se combatió con valor por ambas partes, como reconoció Radio Rebelde en un parte firmado por Fidel. Fueron días donde se sucedieron varios enfrentamientos en esta misma zona, y donde se hizo derroche de valores patrióticos, valentía, fidelidad, amor a la patria y responsabilidad a la causa de la Revolución.

El 20 de julio, los oficiales y los soldados del ejército batistano, desmoralizados y vencidos, comenzaron a deponer las armas de acuerdo con las condiciones propuestas por los rebeldes.

En el combate se ocuparon 249 armas, el enemigo tuvo 41 muertos entre soldados, clases y oficiales, y se le hicieron más de 200 prisioneros, 30 de ellos heridos. A partir de la batalla de Jigüe se inició la contraofensiva militar con las armas, y el parque obtenidos.

Estas gloriosas jornadas militares de El Jigüe, significaron un jalón determinante porque en el fragor de los disparos, en los héroes serenos, y en los mártires inolvidables de esa epopeya, la historia de la nación cubana, comenzó a cambiar sus rumbos definitivamente.

La Batalla del Jigüe que tuvo lugar entre el 11 y el 21 de 1958, hace hoy 62 años, tuvo el mérito de haber sido el último descalabro de la ofensiva batistiana en la Sierra Maestra, para dar inicio a un paso arrollador del Ejército Rebelde hacia la victoria final de la revolución, el primero de enero de 1959. (Con información de Ecured y Granma)