Los mártires de Barbados recibieron, este martes, en el habanero Cementerio de Colón, el tributo en ofrendas florales a nombre del General de Ejército Raúl Castro Ruz, del Presidente de la República, de los Consejos de Estado y de Ministros, y de varios sectores, como el movimiento deportivo, la aviación y otros
Por: Yenia Silva Correa
Fue otra vez 6 de octubre y a la memoria de los cubanos volvió el recuerdo de un crimen horrendo que en 1976 llenó de luto a todo el pueblo. Una y otra vez la voz desesperada del piloto, el estallido en el aire, las lágrimas y el desconsuelo de los familiares durante el sepelio, el discurso inolvidable de Fidel en el duelo…
«El crimen de Barbados fue un acto cobarde, asesino y cruel de terrorismo apoyado por el imperio. El pueblo cubano indignado lloró, pero también ratificó su convicción de soberanía, no se rindió y la Revolución en pie es el peor castigo para los asesinos», publicó en Twitter el Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en ocasión del aniversario 44 del acto terrorista que costó 73 vidas.
Cuba tiene más de 3 400 razones para no olvidar el día de las víctimas del terrorismo de Estado, una por cada vida truncada debido a las agresiones alentadas y pagadas por el Gobierno de Estados Unidos en más de seis décadas de Revolución. Esas vidas gloriosas recibieron, este martes, en el habanero Cementerio de Colón, el tributo en ofrendas florales a nombre del General de Ejército Raúl Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido, del Presidente de la República, de los Consejos de Estado y de Ministros, y de varios sectores, como el movimiento deportivo, la aviación y otros.
Presente en el homenaje, Camilo Rojo Álvarez, hijo de Jesús Rojo Quintana, funcionario de Cubana de Aviación fallecido en el atentado de Barbados, apenas tenía cinco años cuando el suceso, y hoy, en su condición de padre y abuelo, aquilata más lo que significó la ausencia de su progenitor: «Es un hecho detenido en el tiempo porque no se ha hecho justicia. No hemos recibido siquiera el más mínimo arrepentimiento del Gobierno norteamericano por haber cometido ese crimen contra personas civiles». (Tomado de Granma).