Por: Rafael Novoa Pupo
La historia de El Cubano Libre la cuenta Juan Marrero en el libro Dos siglos del periodismo en Cuba, donde precisa que, a partir de 1868, unos veinte periódicos se imprimieron en la manigua.
“La prensa revolucionaria cubana surgió a partir de ese año, creada y realizada por los gestores e impulsores de la causa de la independencia y libertad de Cuba. El cubano Libre, nació en Bayamo el 17 de octubre, días después del lanzamiento de La Demajagua, convirtiéndose en el exponente principal de esa prensa.
Días antes del alzamiento del 10 de octubre de 1868, Carlos Manuel de Céspedes tomó la decisión de publicar un periódico que fuera el portavoz del programa revolucionario. Se discutió sobre su nombre, y el poeta y periodista José Joaquín Palma dijo: “¿No vamos a libertar al cubano? El periódico, pues, debe llamarse “El Cubano Libre”.
Seguidamente, enfatiza Marrero, cuando Céspedes entró en Bayamo, alrededor de las diez de la mañana se acababa de repartir la edición del periódico La Regeneración, el cual, como vocero de la sociedad colonial, anunciaba que cerca de la ciudad estaban fuerzas rebeldes sublevadas una semana antes, y daba a conocer las órdenes y edictos del gobernante local que, en nombre de España, juraba que iba a defender la plaza. Años después, Figueredo Socarrás, ayudante de Céspedes, contó:
“La sangre corrió a torrentes por aquellas calles; el combate fue corto, pero cruento… y, entre el estruendo de las armas y el silbido de las balas, en la vetusta imprenta y redacción de La Regeneración se desarrollaba una escena interesante… Allí, afanoso, el laureado y dulce poeta José Joaquín Palma distribuía trabajo a los cajistas que nerviosos y entusiastas recibían las cuartillas y preparaban el material para la prensa, que poco tiempo después, por la tarde, lanzaba impresas las primeras hojas de El Cubano Libre. Ese primer número, al salir a las calles, fue arrebatado por las muchedumbres, y leído con avidez”.
Este periódico, en su primer número, publicó bajo el título Orden del Día un documento firmado por Céspedes como general del Ejército Libertador, en el cual ofrecía al pueblo de Bayamo velar por su tranquilidad y respetar sus propiedades. También publicó noticias sobre los primeros hechos de armas y una sección poética donde aparecen las dos primeras estrofas de La Bayamesa (hoy Himno Nacional). A partir de su segunda semana, y durante casi tres meses, El Cubano Libre salió diario con editoriales y artículos de fondo, noticias de la guerra, disposiciones oficiales, gacetillas y hasta una sección literaria.
Luego del incendio de Bayamo, El Cubano Libre estuvo seis meses sin publicarse. Su reaparición tuvo lugar el 4 de julio de 1869 en territorio camagüeyano. En la imprenta La Libertad, a cargo de Clodomiro Betancourt, renace ese vocero de la Revolución. Publica entonces la siguiente nota: “Como un atleta que se retira hacia atrás para dar el salto con mayor impulso, El Cubano Libre desapareció de la escena periodística para reaparecer, hoy, más lleno de vida que nunca…”
En Dos siglos del periodismo en Cuba se destaca que en la nueva etapa El Cubano Libre se identificó como órgano de la República de Cuba y resaltó en sus páginas, de modo prioritario, todo lo relacionado con la Constitución de Guáimaro, primer ensayo cubano de ejercicio de democracia, promulgada el 10 de abril de 1869.
El Cubano Libre dejó de publicarse en 1871, luego de que una patrulla enemiga destruyera sus instalaciones en un caserío de la zona de Florida, en Camagüey.
Céspedes defendió con vehemencia el diario que había fundado en aras de la causa revolucionaria. Tras su destitución como presidente de la República en Armas, depuesto por la Cámara de Representantes, el 28 de octubre de 1873, llevó consigo a los lugares de refugio su colección privada de El Cubano Libre.
El primero de noviembre de 1873, Céspedes recibe en Cambute, primer lugar donde se instala en espera de que le autoricen su pasaporte para viajar al exterior, una comunicación de Federico Betancourt, en su condición de canciller de la Secretaría de Gobierno, pidiéndole “solicitar de Usted la colección de El Cubano Libre, que contiene las resoluciones dictadas por la República, por ser de todo punto indispensable para el mejor despacho de los asuntos”.
En igual fecha, Céspedes respondió:
“La colección de El Cubano Libre que de mí se solicita, es de mi propiedad particular. Este periódico se repartió gratis, y yo como otros ciudadanos, fui coleccionando los números que me pertenecían, como un recuerdo de nuestras glorias históricas, y cuando en el gobierno no hubo otro ejemplar, por haberse llevado su colección el ciudadano Francisco Maceo, actual Secretario de Relaciones Exteriores, facilitaba la mía, cuando se necesitaba. Sin embargo, de esto, si el Gobierno lo ordena, la remitiré enseguida.”
El Padre de la Patria estuvo, pues, también dispuesto a acatar una decisión de la Cámara de Representantes con relación a esa colección privada de El Cubano Libre, aunque ese cuerpo le negó su pasaporte para ir al exterior y también le negó dejarle su escolta, advierte Juan Marrero en su libro. Y en otro aparte refiere:
“La primera reaparición del Cubano Libre tuvo lugar con el estallido de la Guerra Necesaria, su primer ejemplar circuló el 3 de agosto de 1895. La idea de editar el periódico fue del General Antonio Maceo, el Titán de Bronce, quien ordenó la captura de una imprenta existente en unos almacenes de Nipe, en Mayarí, primero, y en la llamada Cueva de Cayo Rey (denominada posteriormente Sao Corona), en las estribaciones de la Sierra de Nipe.
“Este periódico mambí se publicó indistintamente hasta 1898, bajo la dirección de Mariano Corona Ferrer. Figuras como Federico Pérez Carbó, José Miró Argenter y el doctor Joaquín Castillo Duany estuvieron entre los redactores. Y, en los mil días que duró El Cubano Libre durante esta etapa publicó cerca de 100 ediciones, incluyendo los suplementos”.
Para el Titán de Bronce El Cubano Libre significó un cuerpo de ejército compuesto por doce columnas, que equivalía para él a un refuerzo de 500 hombres, que se batía diariamente y bien por la causa de Cuba. En otra ocasión lo caracterizó como una pieza de artillería.
El Cubano Libre, que salió por vez primera en Bayamo en 1868 tras el alzamiento de Carlos Manuel de Céspedes y que en 1895 resurgió por decisión de Antonio Maceo. Años más tarde entró en su tercera etapa (1957-1958), esta vez creado por el Che en la Sierra Maestra, durante la lucha guerrillera contra la dictadura batistiana y por la independencia y la liberación nacional.
Al triunfo de la Revolución, Che dejó constancia del nacimiento de El Cubano Libre en la revista Verde Olivo. También en su libro Pasajes de la Guerra, dejó la memoria de El Cubano Libre y del significado que le concedió al periódico como difusor de la lucha del Ejército Rebelde por la victoria de la Revolución cubana. (Con información de Cubaperiodistas y Ecured).