Por: Rafael Novoa Pupo
José Jacinto Milanés, fue un poeta, dramaturgo y ensayista cubano. Es considerado entre los principales cultivadores del drama romántico en lengua española y como el primer ingenio poético cubano. Casi toda su creación se desarrolló desde 1835 y hasta 1843, período enmarcado en el romanticismo, de la literatura española.
José Jacinto Milanés, nació el día 16 de agosto de 1814 en la ciudad de Matanzas. Fue el primogénito de una familia numerosa y de escasos bienes de fortuna. No obstante, a la estrechez económica de los padres, José Jacinto adquirió algunos conocimientos superiores en la famosa escuela que dirigía el nobilísimo educador, Don Ambrosio José González; conocimientos que no pudo finalizar, contentándose, por más, con el aprendizaje del latín, para lo cual le sirvió de maestro Don Francisco B. Guerra Betancourt.
Comenzó a escribir desde muy joven ensayos dramáticos y a trabajar en Matanzas con su tío político Don Simón de Ximeno, el cual en 1832 le consiguió un empleo en el escritorio de una ferretería en La Habana en la cual le habían dado trabajo, por su bella forma de letra.
En 1833, al estallar la epidemia de cólera en La Habana, regresó a su ciudad natal. Al año siguiente, llegó a Matanzas Domingo del Monte, ya consagrado y destacado en las letras patrias, que había de ser con los años, su gran amigo y consejero.
En 1836, al regresar Del Monte a La Habana, lo invitó en más de una ocasión a pasar temporadas en su casa, donde se relacionó con los escritores que frecuentaban su tertulia. Allí pudo ampliar a través de la biblioteca de Del Monte, su cultura clásica y moderna, y comenzó su período de mayor actividad literaria, que abarca los años 1836-1843.
Del Monte fue captando la sensibilidad poética de Milanés que apartándose de las maneras de otros jóvenes no seguía a Heredia, sino que se presentaba aunque defectuoso en la técnica, personal, distinto en su lirismo apasionadamente romántico, saturado de melancolía, y de ternura idílica.
De las tertulias en el hogar de Del Monte, nace “El Conde Alarcos”, drama que fue estrenado en 1838 en La Habana en el Teatro Principal por la Compañía Duclós con gran éxito de crítica.
Este estreno le produjo su primera crisis nerviosa. Nunca accedió a ver la obra en escena. Con esta obra se situó entre los primeros que cultivaron el drama romántico en lengua española. Una producción donde pueden señalarse algunos lunares con imparcialidad, pero cuenta también belleza suficiente para justificar la aceptación que tuvo y los aplausos que arrancara en su presentación”.
Aun no hacía dos años que “El Conde Alarcos” se hubiera estrenado, cuando Del Monte logró que Milanés fuera nombrado en importante cargo público, que hubo de desempeñar en su provincia natal, desde “La Cumbre”; lugar al que llegó el poeta entregándose a una laboriosa tarea de producción teatral, ya que sus quehaceres oficiales, le dejaban casi todo el tiempo libre para desplegar sus afanes intelectuales.
Por este tiempo estrenó en su ciudad natal la comedia de costumbre, “Una Intriga Paternal”. También escribió otras obras menores para la escena, como “El Poeta en la Corte” y sus cuadros dialogados, “El Mirón Cubano”, que no concluyó.
A partir de 1843 padecería de un mutismo que le duró hasta su muerte, convirtiéndose en un fantasma viviente en su casona. Una pasión imposible por su prima Isa, dicen que llevó a Milanés a la locura. Algo mejorado, escribió ya pocos versos sin lograr igualar los de sus primeros tiempos. En 1852 su enfermedad sufrió nueva crisis que lo hizo caer en un mutismo casi completo, hasta su fallecimiento el 14 de noviembre de 1863. (Con información de 5 de septiembre y Ecured).