Máximo Zertucha y Ojeda, el médico personal y ayudante, del Titán de Bronce

Por: Rafael Novoa Pupo

Máximo Zertucha y Ojeda, además de haber sido Combatiente del Ejército Libertador cubano, fue médico personal y ayudante del Lugarteniente General Antonio Maceo. Nació en La Habana el 18 de noviembre de 1855. En La capital hizo sus primeros estudios hasta la segunda enseñanza. Tuvo un hermano llamado Isidro, que se vio envuelto en los sucesos del 27 de noviembre de 1871, donde fueron fusilados 8 jóvenes estudiantes de Medicina por el gobierno español.

Máximo huye y se refugia en México donde estudia Medicina y Cirugía, doctorándose más tarde en la Universidad de la Habana, y de ahí se dirige a Melena del Sur donde radica hasta su muerte.

Era un excelente médico con múltiples y profundos conocimientos, apasionado en la política, nunca se negó a hacer un bien aunque fuese a sus propios adversarios.

El 3 de enero de 1896 se incorpora a las fuerzas del General Pedro Díaz lanzándole a los campos de la revolución, donde fue médico y ayudante del general Antonio Maceo. Pasó con él la Trocha de Mariel a Majana y lo vio caer herido de muerte en Punta Brava, cuya defunción certificó el 7 de diciembre de 1896.

Este hecho lo decepciona de las luchas de la guerra y se acoge al indulto en San Felipe dos días después de la muerte de su jefe. Fue este hecho el que dio lugar a que tanto españoles como cubanos desacreditaran su figura de revolucionario. No obstante, su conducta valiente y las oportunas respuestas a las calumnias, hacen que sea reivindicado.

Los meleneros fueron testigos de sus de sus afanes a favor de la causa de Cuba, y patriotas como Braulio Arturo, Marcos Delgado, Miguel García vieron llorar a aquel médico la inesperada desaparición del «gran mulato». Por encima de toda sospecha el doctor Zertucha fue un patriota sincero, un intachable cubano cuya única falta fue el desmedido cariño y admiración por el general Maceo.

El Doctor Zertucha, contó desde que conoció al General Antonio Maceo con su consideración y alta estima. Después de la muerte del héroe se deprime por este hecho y por las ofensas recibidas por los mambises, por lo que abandona el Ejército Libertador el 9 de diciembre, y se acoge al indulto del gobierno español.

Este hecho hace que se susciten comentarios y sospechas que mucho daño causan al prestigio del médico, que no lo logran acallar ni su regreso ni su incorporación oficial a las tropas cubanas antes de terminar la contienda, y la absolución de un consejo de guerra quien lo juzgó a pedido suyo.

Al terminar la guerra tiene que defenderse de las acusaciones que le hace la prensa y algunos antiguos compañeros de armas, y hasta después de su muerte, ocurrida en Melena del Sur el 26 de octubre de 1905 continúa la polémica. No es hasta 1958 que se publica un folleto por el Doctor Luís F. Roí Gálvez, donde se aclaró la actuación patriótica del Doctor Zertucha.

El Doctor Zertucha era un idólatra del general Maceo, y pensaba que era un mito por sus 26 heridas. Así mismo pensó siempre, que, si mataban a Maceo, se perdía la revolución.

En el combate del aciago día del 7 de diciembre de 1896, al ver caer al general Maceo, Panchito Gómez Toro y Zertucha se desmontaron de sus caballos y trataron de sacarlo de allí, de levantarlo y montarlo en un caballo, pero no pueden; Zertucha decía: Ay Nodarce, se acabó la guerra; vea ese cuadro ¡Muerto!». Nodarce le da el caballo a Zertucha para buscar medicinas, Miró parte en busca de fuerzas que lo ayuden.

Zertucha por su creencia de que la guerra había terminado, pide indulto al ejército español, pero esta actitud solo tuvo un móvil, la devoción que el sentía por el Titán de Bronce; al morir Maceo se cree vencido y como tal actúa. Más tarde rectifica y pide su reingreso al Ejército Libertador. (Con información de Ecured).

Por: Rafael Novoa Pupo

Máximo Zertucha y Ojeda, además de haber sido Combatiente del Ejército Libertador cubano, fue médico personal y ayudante del Lugarteniente General Antonio Maceo. Nació en La Habana el 18 de noviembre de 1855. En La capital hizo sus primeros estudios hasta la segunda enseñanza. Tuvo un hermano llamado Isidro, que se vio envuelto en los sucesos del 27 de noviembre de 1871, donde fueron fusilados 8 jóvenes estudiantes de Medicina por el gobierno español.

Máximo huye y se refugia en México donde estudia Medicina y Cirugía, doctorándose más tarde en la Universidad de la Habana, y de ahí se dirige a Melena del Sur donde radica hasta su muerte.

Era un excelente médico con múltiples y profundos conocimientos, apasionado en la política, nunca se negó a hacer un bien aunque fuese a sus propios adversarios.

El 3 de enero de 1896 se incorpora a las fuerzas del General Pedro Díaz lanzándole a los campos de la revolución, donde fue médico y ayudante del general Antonio Maceo. Pasó con él la Trocha de Mariel a Majana y lo vio caer herido de muerte en Punta Brava, cuya defunción certificó el 7 de diciembre de 1896.

Este hecho lo decepciona de las luchas de la guerra y se acoge al indulto en San Felipe dos días después de la muerte de su jefe. Fue este hecho el que dio lugar a que tanto españoles como cubanos desacreditaran su figura de revolucionario. No obstante, su conducta valiente y las oportunas respuestas a las calumnias, hacen que sea reivindicado.

Los meleneros fueron testigos de sus de sus afanes a favor de la causa de Cuba, y patriotas como Braulio Arturo, Marcos Delgado, Miguel García vieron llorar a aquel médico la inesperada desaparición del «gran mulato». Por encima de toda sospecha el doctor Zertucha fue un patriota sincero, un intachable cubano cuya única falta fue el desmedido cariño y admiración por el general Maceo.

El Doctor Zertucha, contó desde que conoció al General Antonio Maceo con su consideración y alta estima. Después de la muerte del héroe se deprime por este hecho y por las ofensas recibidas por los mambises, por lo que abandona el Ejército Libertador el 9 de diciembre, y se acoge al indulto del gobierno español.

Este hecho hace que se susciten comentarios y sospechas que mucho daño causan al prestigio del médico, que no lo logran acallar ni su regreso ni su incorporación oficial a las tropas cubanas antes de terminar la contienda, y la absolución de un consejo de guerra quien lo juzgó a pedido suyo.

Al terminar la guerra tiene que defenderse de las acusaciones que le hace la prensa y algunos antiguos compañeros de armas, y hasta después de su muerte, ocurrida en Melena del Sur el 26 de octubre de 1905 continúa la polémica. No es hasta 1958 que se publica un folleto por el Doctor Luís F. Roí Gálvez, donde se aclaró la actuación patriótica del Doctor Zertucha.

El Doctor Zertucha era un idólatra del general Maceo, y pensaba que era un mito por sus 26 heridas. Así mismo pensó siempre, que, si mataban a Maceo, se perdía la revolución.

En el combate del aciago día del 7 de diciembre de 1896, al ver caer al general Maceo, Panchito Gómez Toro y Zertucha se desmontaron de sus caballos y trataron de sacarlo de allí, de levantarlo y montarlo en un caballo, pero no pueden; Zertucha decía: Ay Nodarce, se acabó la guerra; vea ese cuadro ¡Muerto!». Nodarce le da el caballo a Zertucha para buscar medicinas, Miró parte en busca de fuerzas que lo ayuden.

Zertucha por su creencia de que la guerra había terminado, pide indulto al ejército español, pero esta actitud solo tuvo un móvil, la devoción que el sentía por el Titán de Bronce; al morir Maceo se cree vencido y como tal actúa. Más tarde rectifica y pide su reingreso al Ejército Libertador. (Con información de Ecured).