22 de enero de 1948, asesinato del líder azucarero Jesús Menéndez Larrondo

Foto: archivo

Por: Rafael Novoa Pupo

El 22 de enero de 1948 la traición y el crimen cegaron una de las más valiosas vidas de este pueblo, la del líder azucarero Jesús Menéndez Larrondo, asesinado por orden del gobierno norteamericano por poner en peligro sus intereses en la isla.

Jesús Menéndez, nació el 14 de diciembre de 1911, en Encrucijada, Las Villas. Surgió de los propios campos cañeros donde sufrió explotaciones de todo tipo, además de la racial, porque era negro. Se convirtió así en el alma de este sector poblacional y de la lucha por sus reivindicaciones.

Hasta las mismas entrañas de Wall Street se fue Menéndez a llevar la cuestión azucarera cubana, defendiendo hasta sus últimas consecuencias los aumentos de precio para el bien del país y las demandas de los obreros, para mejorar el nivel de vida, por lo que prometió a los monopolios que, sin ellos, no habría zafra en Cuba.

El luctuoso acontecimiento tuvo lugar en la estación ferroviaria de Manzanillo, cuando las balas asesinas disparadas por el capitán de la Guardia Rural Joaquín Casillas Lumpuy, segaron la vida del incorruptible dirigente obrero, que dedicó su vida a luchar por las reivindicaciones de los trabajadores del sector azucarero.

Menéndez  se negó a acatar la orden de detención amparado en su inmunidad por su condición de Representante a la Cámara por el Partido Socialista Popular. Dio la espalda al asesino, echó a andar,  y cayó fulminado por los disparos.

El crimen de Jesús Menéndez estremeció a toda la nación y su entierro, en la capital, constituyó una de las más grandes manifestaciones de duelo que recuerda nuestra historia, lo que hizo atemorizar al gobierno de turno y a los propios norteamericanos.

Entre sus principales conquistas estuvo el llamado diferencial azucarero, uno de los logros más relevantes de las luchas obreras en Cuba antes de 1959. Por su entrega a esa y mil batallas, se ganó merecidamente el calificativo de El General de las Cañas.

Aunque en aquella ocasión hubo cierta mejoría económica, no fue hasta el primero de enero de 1959, en que la Revolución triunfante cumplió todas las aspiraciones de Jesús Menéndez y no solo reivindicó salarialmente a los obreros del sector, sino que le entregó el dominio de todos los centrales azucareros, para que los pusieran a producir de forma eficiente, por el bien de la patria y de toda la sociedad.

Al cumplirse el aniversario 71 del vil asesinato del líder azucarero Jesús Menéndez Larrondo, se le rinde homenaje de recordación a quien supo interpretar la prédica martiana, y quiso y logró echar su suerte con los pobres de la tierra. (Con información de Ecured, TV Santiago y Tele Cristal).