Trabajo a distancia y teletrabajo: Imperativos en la nueva normalidad (+ Infografías)

Foto: Noryis / Trabajadores

Por:

El mundo laboral a nivel mundial ha estado signado por los efectos de la sindemia* Covid-19, y a inicios del último trimestre de 2020, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) estimaba la pérdida de unos 400 millones de empleos a tiempo completo, así como alertó sobre la necesidad de adoptar estrategias inmediatas para enfrentar esta crisis, reflejada además en la contracción de las horas trabajadas y de los ingresos.

Y es en este contexto que sobresale en todas las latitudes la pertinencia de crecer en el trabajo a distancia (TD), y su modalidad, el teletrabajo (TT), tendencia de la cual Cuba no ha estado ajena, por lo que significa en protección para los trabajadores en medio de un escenario inédito y agresivo.

Ambos métodos estuvieron entre las 36 disposiciones aplicadas en el ámbito laboral, salarial y de seguridad social, a fin de prevenir y enfrentar la Covid-19, según subrayó el presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en la jornada virtual de Líderes Mundiales de la Cumbre de la OIT, celebrada en julio del año pasado.

Si bien ya en el último cuatrimestre del 2019 el TD y el TT comenzaron a cobrar relevancia, como parte de las medidas adoptadas en el país para afrontar la coyuntura energética; desde enero del 2020 pasaron a ser una exigencia, respaldada ciento por ciento por el Gobierno.

Trabajo a distancia y teletrabajo

Es así que si a inicios de ese año, solo 5 mil 509 trabajadores estaban acogidos a una y otra modalidad, un mes después la cifra casi frisaba los 112 mil. Y siguió en ascenso, en la misma medida que el confinamiento obligaba a estar resguardados pero potenciar desde casa todas las actividades posibles. Llegó a ser pública la cifra de 624 mil.

Infografía: Elsy Frómeta / Trabajadores

A comienzos de noviembre, el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (Mtss) nos facilitaba este dato: 334 mil 779 trabajadores laboraban a distancia, y de ellos, 25 mil 622 en TT.

Contrario a lo que se propende, las cifras empezaron a disminuir en las fases de recuperación, de ahí el llamado permanente de las autoridades competentes para que las administraciones, los trabajadores y el sindicato contribuyan a impulsar esta forma de labor como opción permanente, a partir de sus reconocidas ventajas, sin importar la nación donde se aplique.

Susan Hayter, asesora técnica de la OIT, refiere que: “el futuro del trabajo no está predeterminado, nos corresponde a nosotros moldearlo”; y menciona lo habituales que se han convertido las reuniones virtuales y el incremento de la actividad económica en una amplia gama de plataformas digitales.

Sin embargo, se habla de desventajas, enunciadas mayoritariamente por los empleadores, que aducen dificultades para controlar la disciplina laboral y la falta de productividad.

El ejemplo de Isaac Newton echa por tierra tal planteamiento. Cuentan que en 1665, cuando la Universidad de Cambridge tuvo que cerrar de manera temporal debido a la propagación de la peste bubónica, este eminente científico desarrolló la teoría de la gravedad trabajando desde casa.

Pero salvando tiempo y personalidades, lo cierto es que donde se califica la experiencia de negativa, subyace el enfoque tradicional de administraciones que insisten en querer a sus subordinados en una jornada presencial, aunque esto por sí solo no constituya garantía de mayor rendimiento. Más bien el TD frustrado resulta de un mal seguimiento y deficiencias en el contenido asignado al empleado.

Como se comporta en el mundo

La necesidad de insuflar buenos vientos al TD y al TT y sus reales posibilidades de transformar el entorno laboral ha conllevado decisiones muy serias en no pocos países, que durante estos meses de sindemia priorizaron la aprobación de normas jurídicas para darles total espaldarazo.

Desde 2002, España daba pasos para llegar a un consenso que derivara en una legislación al respecto. Uruguay presentó en abril un Proyecto de Ley sobre promoción y regulación del TT; Argentina le sigue los pasos, mientras que varios órganos judiciales han fallado sobre temas asociados a este fenómeno, como la sentencia del Tribunal Supremo de Suiza emitida a principios de este año, que obliga a los empleadores a apoyar los gastos de rentas de sus teletrabajadores.

El debate sobre el tema continúa abierto en todas las latitudes y las ventajas siguen cobrando adeptos. Una reciente encuesta llevada a cabo en EE. UU. arroja que el 59 % de quienes laboran desde casa quieren prolongarlo más allá del confinamiento.

Hasta grandes consorcios proyectan con luz larga en ese sentido, por eso no es de extrañar que Twitter y Barclays planean una política a largo de plazo, con vistas a que sus trabajadores laboren desde casa en la era posCovid-19.

Vista larga

La Mayor de las Antillas también tiene sus estrategias. No por casualidad el TT está contenido en la Política de Informatización de la sociedad, y desde ahí se pretende potenciarlo. Mientras más acceso tenga la población a las nuevas tecnologías, habrá más posibilidades de fortalecer lo logrado e incorporar otras actividades, lo cual no queda al libre albedrío, pues se tendrán en cuenta resultados de investigaciones académicas y de los propios organismos.

Algunos poseen condiciones para aplicarlo, aunque deben normarlas, en tanto la legislación que lo sustenta, Código de Trabajo y su reglamento, solo contiene generalidades.

La Central de Trabajadores de Cuba, y su Departamento de  Asuntos Laborales y Sociales dirigen las orientaciones hacia los sindicatos, que deben identificar las entidades donde aquel método puede emplearse de forma permanente, para negociarlo en el convenio colectivo, dado que unos laborarán en condiciones diferentes al resto. Entre otros aspectos a especificar están la protección en caso de accidentes, el tratamiento a las mujeres grávidas y las vacaciones anuales pagadas. Pienso que a tono con la práctica internacional, debían convenirse los gastos telefónico y de electricidad, a tenor de los cambios en las tarifas que rigen a partir de enero.

Infografía: Elsy Frómeta / Trabajadores

A instancias de la organización sindical, se considera que tal proceso supone cambios estructurales, pues existen algunos cargos no ajustados a las normativas aprobadas.

En otros se desaprovechan las funciones para las cuales están creados. Sucede así en cuanto a los vinculados con la gestión de los Recursos Humanos (RRHH), “diseñados para exigir el cumplimiento de la disciplina laboral, medir los gastos de trabajo en la producción de bienes y servicios, hacer estudios de observación directa con vistas a eliminar las pérdidas de tiempo de la base productiva, y garantizar que las plantillas respondan al objeto social y los planes previstos”, precisó a esta publicación Roberto Betharte Mazorra, jefe del citado departamento.

El Mtss, rector de la actividad laboral del país, ha informado que continúan las acciones para fomentar el uso del TD y el TT, y ya iniciaron, junto con la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana, una investigación que toma como muestra entidades de los sectores empresarial y presupuestado.

Igualmente, mantienen atención sobre el tema con los directores de las áreas de RRHH de organismos, Organizaciones Superiores de Dirección Empresarial y entidades nacionales, con el objetivo de analizar los cargos propuestos para la aplicación de aquellas modalidades, que llegaron para quedarse, sin empirismos y basados en ciencia e investigación.

* Expertos en el mundo recién categorizaron a la Covid-19 como una sindemia, a partir de que los efectos sobrepasan la enfermedad como tal, en tanto interactúan factores sociales y padecimientos crónicos que causan secuelas complejas y más muertes, sobre todo entre la población más vulnerable. (Tomado de la Revista CTC)