Se nos fue Mariano. El Rey de los golpes y las esquivas del boxeo de Sancti Spíritus. Aún me parece verlo en la Escuela de Iniciación Deportiva Lino Salabarría Pupo en un sparring, y con su elegancia enseñar a los jóvenes valores del pugilismo espirituano a tirar un gancho, un jab o con un juego de pies salir de un combate, cuerpo a cuerpo sobre el cuadrilátero.
Ese que sostuviste por más de una semana con la cruel COVID-19 que minó tu cuerpo de Titán. Ese uppercut bajo que te dio la pandemia para ponerte fuera de combate.
No creo Mariano que haya palabras adecuadas para consolar a tus seres queridos, amigos, y hermanos de mil batallas sobre el cuadrilátero de tu EIDE. Junto a Sehara, Bárbaro, Justo y Royman, fuiste un formador de talentos, un amigo, un hermano, de esos que ya no se encuentran por doquier.
Mariano, desde el cielo de tu Sancti Spíritus querido ten la certeza de que las personas como tú solamente mueren cuando sus seres queridos las dejan de recordar, y eso nunca sucederá. Fuiste una persona excepcional que siempre estará en nuestros recuerdos.
Piensa que tuviste la oportunidad de compartir momentos maravillosos con una esposa fantástica, hijos excepcionales, y que todos tus amigos estamos aquí para ayudarlas a superar ese sentimiento de dolor cruel, que labra, que mata.
Y me atrevo a decir que cientos de tus amigos, de tus pupilos, de esos que día a día te decían “profe” tienen su mente llena de recuerdos imborrables de los buenos y malos momentos que siempre compartieron juntos y que han quedado marcados con una huella que ni tu muerte la podrá borrar.
La vida nos depara a los seres humanos sorpresas, y tu partida, es una de ellas. Mariano, siempre te recordaremos como un luchador, como un verdadero guerrero que siempre se aferró a la vida y a pesar del virus que asoló tu cuerpo, costó trabajo que te dieras por vencido.
Nos has dejado un gran legado pues nos enseñaste a ser perseverantes sin importar las circunstancias. Este jueves, en tu partida definitiva, el Consejo de Dirección que encabeza Laidalí Santana Carrero, y los trabajadores del INDER, junto a tus alumnos de la EIDE, no te dirán adiós, sino hasta luego amigo, hasta ese día en que nos volvamos a encontrar.
Mariano Díaz Hernández siempre seguirás vivo, y desde hoy, tus amigos podrán cerrar sus ojos, y sentir el vacío que has dejado, o podrán llorar porque te has ido, o podrán sonreír porque has vivido.
Hasta siempre mi hermano. No tenemos la vida asegurada. Hoy estamos en este mundo, y más tarde podemos estar partiendo hacia la eternidad. Descansa en paz campeón de los golpes y las esquivas. El boxeo espirituano siempre te tendrá como un paradigma.