Aproximadamente dos tercios de los conflictos actuales en todo el mundo (34 de 46) involucran a una o más partes armadas por los Estados Unidos, lo que funciona como incentivo, alertó hoy una fuente especializada
El análisis del Quincy Institute for Responsible Statecraft remarcó cómo lejos de disuadir la ocurrencia de situaciones bélicas, el país más poderoso del mundo estimula continuamente los conflagraciones.
De las naciones en guerra abastecidas por Washington, 15 recibieron armamento por un valor de 50 millones de dólares o más entre 2017 y 2021, y contradice el argumento de larga data de que los suministros estadounidenses promueven la estabilidad, apuntó.
Además, reveló cómo existe una falta pronunciada de transparencia sobre el papel de las armas vendidas, algunas de las cuales son ofrecidas a estados que cometen graves abusos contra los derechos humanos.
“Continuar brindando grandes cantidades de ayuda militar a Israel en ausencia de una estrategia diplomática para promover la paz en la región es una receta para perpetuar un conflicto que continuará provocando desestabilización”, refirió el análisis.
En este punto, advirtió que Estados Unidos sigue brindando suministros bélicos a los agresores de los palestinos a pesar de la larga historia de ataques desproporcionados en Gaza, con un saldo de miles de muertos y daños civiles inmensos.
Añadió igualmente que la facilitación de armamento a Ucrania, sin una estrategia diplomática para poner fin al conflicto con Rusia, corre el riesgo de alargar el diferendo, acrecentar el sufrimiento humanitario, o incluso escalar a una confrontación directa entre Washington y Moscú.
Desde el inicio de la conflagración en febrero pasado y hasta la fecha, aseguró, Estados Unidos comprometió 17 mil 500 millones de dólares en suministro militar para Kiev.
Otro caso citado fue el de Taiwán, que recibió casi 20 mil millones de dólares en pedidos de armas procedentes del país norteño en los últimos cinco años.
Según el análisis del instituto, la postura estadounidense a esta región debería ser política, no militar, además de ratificar su adhesión a la política de respetar “una sola China”.
Las ventas de armas también pueden representar riesgos para la seguridad de los Estados Unidos al alimentar los conflictos, provocar a los adversarios de la nación norteña, avivar las carreras armamentistas e involucrar a Washington en guerras innecesarias, señaló.
En este aspecto, esclareció igualmente, la administración de Joe Biden es un ejemplo más continuidad que de cambio en relación con las políticas de las dos gobernaciones anteriores.
Estados Unidos representó el 39 por ciento de las principales entregas de implementos bélicos desde 2017 a 2121, según cifras compiladas por el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo, detalló la fuente. (Agencia Prensa Latina).