El 13 de marzo de 1957 un grupo de jóvenes estudiantes y trabajadores comprometidos con los combatientes de la Sierra Maestra se dispusieron a ajusticiar al tirano Fulgencio Batista
Por: Rafael Novoa Pupo
El 13 de marzo de 1957, jóvenes pertenecientes al Directorio Revolucionario, Con José Antonio Echeverría como líder de la acción, sellaban un pacto unitario de insertarse en la lucha por derrocar la sangrienta dictadura de Fulgencio Batista y llevar a cabo la Revolución cubana.
José Antonio Echeverría había firmado la Carta de México en 1956, haciendo frente común con las fuerzas del Movimiento 26 de Julio, donde, como parte de su estrategia, contemplaban dar un golpe que descabezara a la cúpula del poder de la tiranía y sumara a los elementos universitarios a la lucha. Dentro del plan, el asalto a Palacio solo era un eslabón, pues contenía otros elementos que debían producirse casi al unísono, como eran la propia toma de Radio Reloj para convocar al pueblo a una insurrección popular y ocupar la Universidad de La Habana como epicentro del levantamiento.
Poco antes de las 3:30 p.m. dos autos y un camión de entregas irrumpieron en una de las postas de la sede del Ejecutivo, en Refugio No. 1. La conjugación del factor sorpresa y el poder de fuego de los asaltantes hicieron que la guarnición tuviera que refugiarse en las plantas altas. Ya dentro, un comando se dirigió a las oficinas de Batista para comprobar que había huido por una escalera secreta. Ante la imposibilidad de mantener las posiciones, los jóvenes del DR deciden retirarse, pero el grupo de refuerzo nunca llegó, lo que los obliga a esconderse en distintos puntos de la ciudad donde serían víctimas de una persecución como pocas veces vista.
Mientras esto ocurría, en la sede de Radio Reloj, justo a las 3:21 el eterno presidente de la Federación Estudiantil Universitaria irrumpía en la cabina y obligaba a los locutores a informar un supuesto parte emitido por clases y oficiales del Ejército destituyendo a Batista; emocionado, José Antonio Echeverría toma los micrófonos y lee una conmovedora arenga escrita por Enrique Rodríguez-Loeches, hasta que la emisora es sacada del aire.
En el plan tenían previsto dirigirse a la universidad para reorganizarse y hacia allí se dirigió José Antonio con sus hombres, cayendo en un enfrentamiento con una patrulla policial en uno de los costados de la casa de altos estudios.
Aunque el hecho no tuvo los resultados esperados, constituyó un aldabonazo en las conciencias de los cubanos, demostrando la valentía y la decisión de los que luchaban por sus ideales. Este, sin duda, puede ser considerado uno de los hechos más arriesgados y audaces dentro de la historia cubana y lejos de constituir una acción suicida fue ejemplo de convicción y sacrificio por el amor a la Patria.
Sobre el hecho en el acto celebrado en la escalinata de la Universidad de La Habana el 13 de marzo de 1965 el líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, expresó: “Cada día como el 13 de marzo significa un día cumbre, un día luminoso en la vida de nuestro país. Recordamos esas fechas para redoblar el ímpetu, para redoblar la lucha”.
“Pero la historia de un país, las victorias de un país, los avances de un país se escriben cada día, se escriben en el esfuerzo y en el trabajo diario, se escriben no solo con el heroísmo de un día, sino con el heroísmo de todos los días; no con el deber que se cumple un día de modo singular, sino con el deber que se cumple todos los días”. (Con información de Tribuna de la Habana, Cubadebate, Granma y Agencia Cubana de Noticias).