El medio ambiente nos concierne a todos sin distinción de ningún tipo. O lo cuidamos, o la especie humana dejará de existir
Por: José Rafael Gómez Reguera
El titular bien pudiera parecer un simple amasijo de palabras, pero no lo es. No es un juego de vocablos. El medio ambiente nos concierne a todos los que habitamos el planeta Tierra, debiera ser (aunque no siempre sucede así) para cada persona sin distinción de raza u origen étnico, religión, preferencia sexual… E igual, cae bajo la responsabilidad de cada individuo. Sin esto último, la especie humana dejará de existir.
No hay quien no se alegre de cómo los entornos, tras el necesario aislamiento al que obligó la pandemia de la COVID-19, han recobrado verdor, limpieza, transparencia, quietud… Lamentablemente ha tenido que llegar el nuevo coronavirus para que, una vez aisladas las personas, disminuida la contaminación que provoca el excesivo tránsito vehicular y el funcionamiento de fábricas humeantes, el entorno se recupere.
Sin embargo, las políticas que ponen la economía por delante de la salud humana, favorecedoras de una desescalada en las medidas restrictivas, solo reparan en los millones que han dejado de percibir los bolsillos de los poderosos consorcios. Es un peligro latente para la vida de los individuos y para la Madre Naturaleza, que en estos últimos meses ha logrado reponerse de tantos siglos de poca atención.
La vida humana importa, como importan asimismo las especies vegetales y animales que nos sustentan, filtran el aire y nos lo devuelven oxigenado.
Hagámonos, entonces, el propósito de aportar cada día algo a favor de ese medio ambiente del cual formamos parte y que, sin nuestro esfuerzo, volvería a estar en peligro.