Ambas pertenecían al Movimiento de Resistencia Cívica 26 de Julio. Esbirros de Batista las asesinaron cuando Lourdes estaba cerca de cumplir los 22 años y Cristina había cumplido 28 años
Por: Rafael Novoa Pupo
En la noche del domingo 15 de junio de 1958, las hermanas Cristina y Maruca regresaban de su natal Cienfuegos, luego de celebrar junto a sus familiares y amigos el Día de los Padres.
Su hermano Arnaldo, quién las había recogido en la terminal capitalina, las despidió en la acera del edificio donde ellas residían. Ninguno de ellos imaginó que aquel sería su último encuentro.
Cristina Alicia y María de Lourdes, eran las más pequeñas de del matrimonio conformado por José Ramón Giralt y Alicia Andreu. Cristina nació en abril de 1930 y seis años después vino al mundo María de Lourdes. Ambas pertenecían al Movimiento de Resistencia Cívica 26 de Julio. Cristina era graduada de Maestra Hogarista, en tanto Maruca egresó de la especialidad de Comercio y Secretariado. Además ambas estudiaron Mecanografía, Taquigrafía e idioma Inglés, en una época donde las mujeres eran muy discriminadas por la sociedad y el régimen imperante.
A principios de los años 50 del siglo pasado, y en busca de mejoras económicas la mayor de las hermanas Giralt se mudó a La Habana, para más tarde llevarse consigo a María de Lourdes. Ya residiendo en la capital, las dos se incorporaron a trabajar en las Oficinas de la Concretera Nacional y como sostén a la Resistencia Cívica, ofrecían su residencia para reuniones secretas, a la vez que recogían ropa, dinero y medicinas.
Por aquella época, La Habana era un hervidero, tras realizarse la Huelga General del 9 de abril, acción donde varios combatientes del movimiento entre ellos Eduardo García Lavandero, Enrique Rodríguez y Faure Chomón, se reunieron en el apartamento 41 del edificio de 19 y 24, en el Vedado, prepararon un atentado contra el entonces Ministro de Gobernación, Santiago Rey Pernas, quien solo recibió una herida en la mejilla.
Luego de aquel suceso, comenzó una cacería para capturar a los responsables, hasta que una denuncia condujo a los esbirros de Batista, quienes bajo el mando del sanguinario coronel Esteban Ventura, llegaron hasta el edificio y violentaron las puertas de las habitaciones 41 y 42, y esperaron.
En su alegría por el recién concluido encuentro, las hermanas Cristina Alicia y María de Lourdes eludieron las señas de uno de los vecinos del barrio, que le avisaba de la presencia de los policías. Al llegar al apartamento solo vieron la puerta forzada, y al dar algunos pasos una ráfaga de balas pondría fin a sus vidas. Lourdes, cerca de cumplir los 22 años, recibió 13 perforaciones en su cuerpo, en tanto Cristina, quien había cumplido 28 años, la alcanzaron nueve balazos.
Luego de aquel sangriento crimen, los cuerpos ultimados de las jóvenes cienfuegueras envueltos en cubrecamas, fueron arrastrados por las escaleras del inmueble, las introdujeron en el carro patrullero, y fueron trasladadas hasta la Octava Estación de la Policía, adonde Arnaldo Giralt iría a identificarlas al día siguiente.
El suceso, causó conmoción general en toda la capital y el país, cuando la dictadura batistiana terminó con los sueños y aspiraciones de dos mujeres en la flor de la juventud, sin haber encontrado pruebas para acusarlas.
Luego del triunfo de la Revolución, el Comandante Faure Chomón expresó sobre el horrendo crimen: “Las mataron de noche, parapetados en la oscuridad porque tenían poderes, eran delincuentes enemigos del pueblo y tenían que esconderse. Después escribieron una crónica mentirosa (…) informando un combate que nunca hubo. Aquellos que con sus balas segaron sus sueños e ideales el 15 de junio de 1958, no sospechaban que estaban inmortalizando para la historia a María de Lourdes y a Cristina Alicia Giralt”. (Con información de Agencia Cubana de Noticias y Ecured).