Rafael María de Mendive, maestro de ideales revolucionarios

Por: Rafael Novoa Pupo

El 24 de noviembre de 1886 falleció en La Habana su ciudad natal, el patriota, poeta y pedagogo Rafael María de Mendive y Daumy, recordado principalmente por su influencia en la formación de nuestro Apóstol José Martí. Mendive también acumuló una amplia y reconocida obra de composición poética, literaria, y de traducciones al español de obras de grandes autores como Víctor Hugo, Lord Byron y otros. Algunos de sus versos se tradujeron por reconocidas figuras al francés y al inglés.

Mendive estudió en el Seminario de San Carlos, y terminó sus estudios de Derecho en la Universidad de La Habana. Publicó sus primeras poesías en 1847, y un año más tarde viajó por Europa entre 1848 y 1852.

A su regreso fundó la Revista de La Habana, donde se dieron a conocer nuevos escritores. En 1860 publicó en Madrid, España, un libro de poesías. Frecuentemente, en su casa celebraba tertulias literarias donde concurrían notables escritores de la época.

En 1864 pasó a ocupar la dirección de la Escuela Superior Municipal de Varones, y más tarde fundó el colegio San Pablo, instalado en su propia casa y que fue para todos los discípulos de Mendive un seminario cívico donde encuentran calor de hogar.

El Héroe Nacional cubano, José Martí y su entrañable amigo Fermín Valdés Domínguez cursaron el segundo año de bachillerato con Mendive, por lo que salieron formados de las manos de él. Los conceptos fundamentales de la prédica Martiana: Amor a la libertad, decoro, dignidad, prestigio, justicia, preocupación por los humildes, pureza de pensamiento, eran virtudes atesoradas por Mendive, y que transmitió a su discípulo.

El magisterio de Mendive va desde 1864 a 1869. En esta última fecha, como resultado de los tumultuosos sucesos del Teatro Villanueva donde se escucharon vivas a Cuba y a Carlos Manuel de Céspedes, iniciador el 10 de octubre de 1868 de las gestas libertarias cubanas durante la representación de la obra «El perro huevero», Rafael María de Mendive fue detenido y remitido a prisión en el Castillo del Príncipe en La Habana, donde estuvo cinco meses hasta que embarcó para España, a cumplir la condena de destierro que le impuso un Consejo de Guerra.

Luego se traslada a Estados Unidos, para regresar nuevamente a Cuba después del Pacto del Zanjón el 10 de febrero de 1878. Sobre él escribe Martí en carta a Enrique Trujillo, director del periódico El Avisador Cubano: «Y ¿cómo quiere que en algunas líneas diga todo lo bueno y nuevo que pudiera yo decir de aquel enamorado de la belleza, que la quería en las letras como en las cosas de la vida, y no escribió jamás sino sobre verdades de su corazón, o sobre penas de la Patria?»…

A su muerte Martí expresó en una carta: “…: Prefiero recordarlo a solas, en los largos paseos del colgadizo, cuando callada la casa, de la luz de la noche y el ruido de las hojas, fabricaba su verso; o cuando, hablando de los que cayeron en el cadalso cubano, se alzaba airado del sillón, y le temblaba la barba.” (Con información de Radio Cadena Agramonte, Radio Metropolitana y Ecured).