Recuperan valores paisajísticos y productivos del Valle de los Ingenios

Valle de los Ingenios en Trinidad de Cuba. Foto: José Rafael Gómez Reguera

Por: José Rafael Gómez Reguera

5/ Diciembre/2014

El Valle de los Ingenios, sitio declarado hace un cuarto de siglo como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, junto a la ciudad de Trinidad, recupera sus valores paisajísticos y renacen en él tareas agropecuarias en beneficio de la economía, tanto en lo referente a las plantaciones cañeras como a otros cultivos y la ganadería.

Iniciadas al calor del aniversario 500 de fundación de la Tercera villa cubana, las labores han incluido el incremento en el cultivo de áreas cañeras, las cuales no solo contribuirán a reverdecer cientos de hectáreas, sino a producir azúcar, pues la gramínea será aprovechada en el municipio de Taguasco.

El cultivo de caña, cuyo desarrollo siglos atrás propició el desarrollo socioeconómico de la Tercera villa cubana, se ha impulsado inicialmente en la Unidad Básica de Producción Cooperativa (UBPC) Micons, de la Agropecuaria FNTA

Allí ha sido fuerte el trabajo, a fin de recuperar las fuerzas productivas necesarias para mantener los diversos ciclos cañeros, que van desde áreas de semillas hasta la siembra y diversas atenciones culturales a las plantaciones, el corte propiamente dicho y su posterior envío hasta la industria taguasquense, en la zafra 2015-2016.

Frutales, café y ganadería también se fomentan en el trinitario Valle de los Ingenios, con el concurso de la Unidad Empresarial de Base de Flora y Fauna Sancti Spíritus Sur, asentada en Trinidad, encargada de desarrollar el ganado vacuno racial. En este sentido, ya está casi listo para recibir los primeros animales, el primero de los cuatro patios previstos.

Buscar la sostenibilidad del área es tarea que corresponde a varias entidades, con un proyecto original de recuperación cercano a los dos millones de pesos, de ellos 835 mil gastados solo por Flora y Fauna, y que prevé posibilitar varias ofertas turísticas, tras recuperar terrenos plagados anteriormente por el marabú.

Las labores de limpieza han sido acometidas manualmente en la chapea y con el riego de herbicidas. En este sentido, esencial ha sido no solo el desbroce sino el mantenimiento, para evitar rebrotes de esta planta invasora.