Por: Ana Martha Panadés Rodríguez
26/Enero/2016
La calle Pablo Pérez, más conocida como El Tamarindo, en el entorno de las Tres Cruces recobra la vitalidad gracias a las labores de la Oficina del Conservador de la Ciudad y el Valle de los Ingenios y la cooperación internacional.
Caridad Padrón Palacios vuelve a dormir tranquila, su vivienda antes apuntalada y una de las peores de la calle El Tamarindo, ahora exhibe cubierta, paredes y pintura nuevas. Ella no escatima palabras para agradecer las acciones constructivas que devolvieron la vitalidad a esta arteria trinitaria.
Fuerzas de la empresa de Construcción de Monumentos y alumnos de la escuela de oficios de restauración, pertenecientes a la Oficina del Conservador de la Ciudad y el Valle de los Ingenios en poco menos de un año cambiaron la imagen urbana de esta barriada en el entorno de las Tres Cruces, zona que desde el año 2002 se beneficia de un proyecto de colaboración internacional de la Consejería de Transporte y Obras Públicas de la Junta de Andalucía, España y la constancia de su representante, Francisco Gómez.
“La idea, confiesa Paco, como le nombran cariñosamente por estos lares, siempre fue llegar hasta donde el turismo y toda su bonanza económica no alcanza, a la llamada periferia del centro histórico; y mejorar allí la estructura de las viviendas, de las calles, el paisaje urbano en general, y lo más importante lograr ese sentido de pertenencia de los vecinos con su barrio”.
La reanimación integral, a un costo de cerca de 48 mil CUC, la mitad de ellos procedentes de la cooperación internacional, benefició unos 30 inmuebles con intervenciones en la primera crujía, el cambio de carpintería, el retoque de la fachada, la construcción de acera y la reparación del empedrado para que pueda llegar hasta allí, como siempre anheló Caridad, una ambulancia.