Por: Enrique Ojito
En lugar de latidos —como el título de la telenovela cubana en el aire—, “Historias compartidas” pudiera denominarse la trama del programa de inversiones de Sancti Spíritus el pasado año, si se asume como referente el 2014.
Por supuesto, no todo fue original y copia. La evidencia podría encontrarse en que el incumplimiento al cierre de diciembre último resultó mayor, a tenor de una valoración realizada días atrás en el seno del Consejo de la Administración Provincial. En la concreta se ejecutaron 108 500 000 de pesos, válido para el 90.6 por ciento de lo fijado —inferior al 94 computado e en el 2014—; aunque afortunadamente en construcción y montaje los pronósticos quedaron atrás.
Pero, quienes conocen mejor que este reportero el terreno que pisan estas reflexiones saben al dedillo que los números pueden conducir a miles de lecturas y, a veces, a interpretaciones desacertadas.
¿Acaso no sería engañoso vanagloriarse por el sobrecumplimiento en construcción y montaje, si se conoce que los futuros hoteles Pansea y Palacio Iznaga, de Trinidad, corazón y cerebro del plan inversionista —sin olvidar otras obras significativas—, cargan con deudas millonarias?
Quizás usted coincida conmigo en no hacer leña del árbol caído; en más de una oportunidad, Escambray ha recalado en las dilaciones constructivas de dichas instalaciones del Ministerio del Turismo y, en específico, en el Palacio Iznaga, que acumula un año y dos meses de atraso en sus labores, según la Subdirección de Inversiones, de la Dirección Provincial de Economía y Planificación.
Cada organismo muestra episodios propios. Por ejemplo, el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH) rebasó sus pronósticos en valores; pero cuando usted repasa integralmente lo acometido y lo que restó por materializarse a partir de lo concebido en el plan, el cumplimiento tiene el regusto a inconformidad.
Sin desestimar la ejecución de acciones de vital impacto no previstas en el plan, como la terminación de la laguna de oxidación de Trinidad, el INRH no llegó a sus propósitos en las redes y la conductora de Media Legua, en la rehabilitación de la de Casilda, en las redes y pavimentación en Trinidad y en la planta potabilizadora de Jatibonico. A esos puntos rojos se suman varias labores no realizadas en presas y en el programa de acueducto y alcantarillado en repartos de Sancti Spíritus, Trinidad y Cabaiguán.
En otra línea de análisis, muchas tuercas y tornillos habrá que apretar durante el año en curso para que la historia con la adquisición de equipos no vuelva al escenario. Solo el 69.6 por ciento de lo fijado registra lo invertido, con marcada incidencia de las entidades de subordinación nacional, con asterisco negativo para la fábrica de bandejas para huevos, de la industria química que entrará en funcionamiento en Jatibonico.
No desconozco que lograr el montaje y puesta en explotación de una tecnología y de otros medios vitales constituye el último eslabón de una cadena, donde intervienen inversionistas, proveedores… y un largo etcétera, con bifurcaciones habitualmente hacia el mercado exterior. Sin embargo, más allá de los malabares necesarios por cuenta del bloqueo estadounidense en no pocas oportunidades, habría que preguntarse si cada parte asumió oportunamente sus deberes o exigió y controló por su cumplimiento.
Sería insensato pensar que alguien en particular torpedee determinada inversión; mas, año tras año se reiteran causas de los incumplimientos, que, a fuerza de escucharse, semejan un estribillo.
La inadecuada preparación de las obras, los problemas organizativos y de planificación, el desaprovechamiento de la jornada laboral, la inestabilidad y la carencia de fuerza de trabajo y la entrada de recursos pasan de un informe a otro, de una reunión a otra.
Habría que coincidir con un reciente análisis en el seno del Buró Provincial del Partido, donde se cuestionó la concentración de las acciones inversionistas, como tendencia, en el segundo semestre del año, lo cual pudiera obedecer, en ciertos casos, al finalismo que parece hiedra inexterminable en el actuar de muchos congéneres.
No me asiste el derecho de dictar recetas para dinamitar los atrasos; sí me quedan ojos para leer y, por extensión, comprender los Lineamientos acerca de la Política inversionista aprobados por el VI Congreso del Partido hace ya casi cinco años; con letra precisa, allí se habla de erradicar la espontaneidad, la improvisación y el incumplimiento de los planes.
Sí me asiste el deber de recordar la importancia del contrato, tan imprescindible como el agua que nos dio la madre natura; pero tan violado por muchos, como las veces que bebemos el líquido.
En medio de tantas limitaciones financieras, cuando el Ministerio de Economía y Planificación da el visto bueno para acometer una obra, es obvio que en su carpeta de solicitudes quedaron muchas otras, quizás relacionadas con planteamientos antiquísimos de los electores, formulados en las respectivas rendiciones de cuenta de los delegados del Poder Popular. Por ello, las historias compartidas entre un año y otro, si de inversiones hablamos, debería tener otro final a la vuelta de los 12 meses.
(Tomado de Escambray Digital)