Cientos de turistas llegan cada día a Trinidad, en el centro sur de Cuba, para ver con sus propios ojos la maravilla de una ciudad que por su conservación patrimonial y riqueza arquitectónica parece detenida en el tiempo.
Fundada en 1514, se convirtió en la tercera villa cubana y está ubicada entre el mar y las montañas de Guamuahaya, históricamente conocidas como El Escambray. En sus dominios resulta posible disfrutar de playas, el senderismo y un contacto con la historia antigua y actual de la isla.
Cubasí, que tuvo una rápida visita al lugar, no quiso dejar pasar la oportunidad de ofrecerle a sus lectores una muestra de la belleza trinitaria, desde sus calles y plazas empedradas, hasta sus añejas campanas, el fulgor del barro rojo en los techos, y la peculiaridad de su artesanía alfarera.
(Tomado de Escambray Digital)