La cuadragésimo cuarta Cumbre del Grupo de los Siete (G7) comenzó hoy en la localidad canadiense de La Malbaie, provincia de Quebec, en medio de protestas populares y fuertes contradicciones entre los países asistentes.
El primer ministro anfitrión, Justin Trudeau, junto a su esposa, Sophie Grégoire Trudeau, dio la bienvenida oficial a los asistentes, en una ceremonia protocolar en el hotel Le Manoir Richelieu, a unos 140 kilómetros al este de Quebec City.
Jefes de Estado y Gobierno de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y el Reino Unido intentarán cumplir una agenda centrada en los temas de igualdad de género, desarrollo económico y la lucha contra la contaminación en los océanos, pero las disputas comerciales conspiran contra esas prioridades.
Bajo fuertes medidas de seguridad y con el trasfondo de protestas de organizaciones ecologistas y otros grupos, la reunión está matizada por fuertes discrepancias entre el presidente Donald Trump y sus principales aliados, debido a las políticas proteccionistas de Washington.
Los asesores que acompañan al mandatario informaron que este no mantendrá la reunión prevista con su homólogo francés, Emmanuel Macron, porque Trump arribó con retraso, y el encuentro será reprogramado para las próximas horas, aunque no hay más precisiones al respecto.
En una conferencia de prensa el jueves, Macron enfatizó en que una guerra comercial ‘no perdonaría a nadie, y afectaría en primer lugar a los trabajadores estadounidenses’.
‘Puede que al presidente Trump no le importe quedar aislado, pero al resto tampoco nos importa firmar un acuerdo de seis países’, acotó, porque el mercado del resto de los miembros del G7 combinado es mucho mayor que el de Estados Unidos, aunque sea la primera potencia mundial.
Las autoridades canadienses desalojaron a grupos de manifestantes dirigidos por la organización Red de Resistencia Anti-G7, según la cual, la cumbre tiene un carácter ‘imperialista, colonialista y es contrario a la protección del medio ambiente’.
Directivos de la entidad publicaron una declaración en la que señalan que el objetivo de esta cumbre no es resolver la catástrofe climática que se aproxima, sino mantener la hegemonía de las naciones miembros de esa entidad sobre el planeta Tierra que se desmorona.
Más de una docena de grupos, redes y coaliciones toman parte desde anoche en las demostraciones y sus portavoces prometieron que este viernes sería un día muy activo en Quebec City, donde obligaron a las autoridades a cerrar la sede de la legislatura provincial y decenas de negocios.
Aunque la mayor parte de los presentes se manifestaron de forma pacífica, varias decenas de individuos enmascarados escribieron consignas en las paredes y ventanas de los edificios y quemaron banderas de los países integrantes del G7.
(Tomado de Prensa Latina)