Rusia recordó hoy la importancia de sus exportaciones de gas natural para la seguridad energética de la Unión Europea (UE), en respuesta a los llamados de Washington para suspender la construcción del nuevo gasoducto Torrente Norte-2.
Nosotros siempre partimos del hecho de que sobre la base de la cooperación energética siempre deben primar razones económicas, consideró el viceministro ruso de Asuntos Exteriores Alexander Grushko.
Estados Unidos llamó a la UE a evitar la participación en el proyecto de gasoducto, con una capacidad de unos 53 mil millones de metros cúbicos anuales que saldrían de terminales rusos, a través del mar Báltico, hasta concentradoras alemanas.
Si fuéramos a hablar de las garantías para la seguridad energética por parte de Estados Unidos, debemos recordar que las empresas del norteño país solo ocupan el dos por ciento del mercado europeo, recordó Grushko.
Algunas naciones buscan politizar al máximo el asunto de la construcción del mencionado gasoducto, tanto para sacar dividendos en el plano interno, como para permitir el avance de otras compañías occidentales en ese mercado.
La historia de los suministros de gas natural a Europa se inició en tiempo de la Unión Soviética, cuando por el gasoducto Druzhba (Amistad), situado en Ucrania, pasaba casi todo el combustible ruso para esa región.
Ahora, Estados Unidos intenta abrirse paso en el mercado europeo con exportaciones de gas comprimido, con tarifas muy por encima de las ofrecidas por Gazprom, además de la comodidad que supone el transporte por los ductos, consideran especialistas.
El parlamento de Dinamarca pareció atender los llamados de Washington al proponer una resolución que desaprueba la construcción de Torrente Norte-2.
La nación escandinava es una de las que debe dar su aprobación para el paso del gasoducto por el fondo del mar Báltico, aún cuando los expertos de varios países europeos negaron la posibilidad de algún riesgo alguno para la región.
(Tomado de Prensa Latina)