En el transcurso de su segundo día de visita oficial a la República Popular China, el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros intercambió con Wang Yang, presidente del Comité Permanente de la XIII Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino, visitó la Ciudad Prohibida y acudió al encuentro de estudiantes cubanos y representantes de empresas y organismos que aquí se preparan
Por: Yaima Puig Meneses
Beijing, República Popular China .-Si de algo conocen muy bien los pueblos de China y Cuba es de la amistad, de la fraternidad, del respeto mutuo que los unen hace años. No por casualidad entonces el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, confesó sentirse aquí «como en casa».
El martes fue la ciudad de Shanghai quien dio la bienvenida a la delegación cubana; este miércoles, al filo del mediodía, lo hizo la de Beijing, segundo punto de la visita oficial que realiza a esta hermana nación el Jefe de Estado de la Isla caribeña, quien fue recibido en el aeropuerto internacional por MaXiaowei, presidente de la Comisión Nacional de Salud en la nación asiática.
La primera actividad en esta urbe fue el encuentro con Wang Yang, presidente del Comité Permanente de la XIII Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino, quien dio una calurosa bienvenida al mandatario cubano y a la comitiva que lo acompaña.
De «viejo amigo del pueblo chino», siempre haciendo activas contribuciones para fortalecer la agenda bilateral, calificó el anfitrión al Jefe de Estado.
Esta es una visita –dijo- que pone de manifiesto la enorme importancia que otorga Cuba a las relaciones entre ambos países. Más adelante, evocó su estancia en la Mayor de las Antillas en el año 2015, momento en el cual sostuvo un encuentro con el General de Ejército Raúl Castro Ruz, a quien pidió transmitir «cordiales saludos» en su nombre.
«Esa visita a Cuba nos dejó una profunda y amena impresión, tanto a mí como a otros compañeros de la delegación», aseguró.
Por su parte, el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros refirió que para nuestro país esta visita «tiene una importancia muy significativa»; con ella se fortalece la vocación de ambos pueblos, partidos y gobiernos de estrechar las relaciones bilaterales.
Es esta la tercera ocasión en que Díaz-Canel visita al gigante asiático, aunque esta la primera vez que lo hace como Jefe de Estado de la República de Cuba.
En China «nos sentimos como en nuestra casa», aseguro el mandatario, quien consideró de una significación adicional esta visita pues constituye «una visita de continuidad y también de consolidación» de los vínculos con esta hermana nación en un momento en que tiene lugar en Cuba un proceso conducido por el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista, General de Ejército Raúl Castro Ruz, donde las nuevas generaciones van ocupando las principales responsabilidades del Partido y el Gobierno.
Ciudad Prohibida
Al encuentro de la cultura y la historia de este milenario país acudió también la delegación cubana. Cuentan que la Ciudad Prohibida marca exactamente el corazón de Beijín; desde allí se consolidó el centro de poder de las dinastías Ming (1368-1644) y Qing (1644-1911).
Las abrumadoras dimensiones de este laberinto estructural de casi mil edificios dieron la bienvenida al Presidente Díaz-Canel y sus acompañantes. A través de una visita guiada conocieron acerca de las características e historia de este emblemático sitio que siglos atrás fuera la residencia oficial del emperador.
El esplendor de una época vive en medio de la magnífica arquitectura preservada a través de los siglos. Allí supo Díaz-Canelde las criaturas mitológicas que adornan los tejados; la plaza destinada a los principales momentos festivos; la elegancia de objetos culturales y artísticos; el trono que ocupaba el emperador; y los innumerables sacrificios que implicó entonces la construcción de semejante maravilla arquitectónica.
«La oportunidad de visitar la Ciudad Prohibida constituye para nosotros una excepcional oportunidad de acercarnos a la historia impresionante de este inmenso país», escribió el Presidente cubano en el libro de visitantes.
«Esta historia es la base de una antigua civilización cuyos valores culturales e históricos han perdurado en el tiempo y constituyen un patrimonio no solo de China, sino de toda la humanidad.»
Comenzaba ya la noche cuando el mandatario de la Isla caribeña abandonó la Ciudad Prohibida, no sin antes agradecer a su guía las importantes y esclarecedoras explicaciones.
«La historia de este Palacio es tan grande que nunca podremos dejar de estudiarla», aseguró él al Jefe de Estado.
China entre cubanos
A la calidez de la Patria, de los hermanos cubanos en esta tierra, acudió luego Díaz-Canel. El distendido intercambio con estudiantes matriculados en diferentes centros de enseñanza, representantes de empresas y organismos que aquí se preparan, y diplomáticos de nuestra embajada, de alguna manera envolvió a todos en el abrazo de Cuba.
Díaz-Canel les habló de la trascendencia de esta gira en los momentos actuales; de la emotiva visita a la República Popular Democrática de Corea; de Cuba y su día a día; de las relaciones con China, el segundo socio comercial de la nación cubana; de la importancia de que aprovechen la magnífica oportunidad que tienen de estudiar aquí… y otras tantas.
La fría noche se volvió entonces toda emociones; nervios de jóvenes estudiantes al tener frente a frente por primera vez a su Presidente; propuestas de ideas; fotos, abrazos, estrechones de manos… cariño del bueno, del que lleva un cubano siempre a dondequiera que vaya.
(Tomado de Granma digital)