Valores de la identidad local se muestran en la taberna La Canchánchara, de Trinidad

Por estos días es casi obligado degustar canchánchara en Trinidad de Cuba. Foto: José Rafael Gómez Reguera.

Este centro turístico se mantiene en la preferencia de turistas nacionales y extranjeros, en el corazón del Centro Histórico de la Tercera villa de Cuba, en medio de los festejos por sus 505 años de fundada

Por: Ana Martha Panadés Rodríguez.

En el Centro Histórico de Trinidad, al centro sur de Cuba, declarado por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad junto a su Valle de los Ingenios, la Taberna La Canchánchara resulta sitio obligado de visita. Turistas nacionales y extranjeros llegan al lugar para saborear el peculiar trago y apreciar la autenticidad de un producto reconocido internacionalmente.

La Jefa de Turno del establecimiento, Silvia Gutiérrez Fontanills, confirma que La Canchánchara figura entre los centros recreativos pertenecientes al Grupo Extrahotelero Palmares con mayores ingresos.

Según sus palabras, económicamente La Canchánchara es un lugar que aporta buenos dividendos a Trinidad, a la provincia de Sancti Spíritus y al país, pues por sobre todas las cosas es un lugar donde prima la eficiencia, visitado por cientos de miles de clientes y casi todos degustan el trago típico llamado precisamente canchánchara, eso les aporta buenas ganancias.

La antigua vivienda colonial trinitaria, donde también se puede disfrutar de la emblemática agrupación musical Son Trinitario, es una de las más antiguas de esta ciudad, fundada en enero de 1514 por el Adelantado Diego Velázquez de Cuéllar, y que por estos días celebra sus 505 años de existencia. Es una edificación que data del siglo XVII.

La casa fue convertida en 1994 en el centro turístico comercializado con el nombre de La Canchánchara, y muestra al lugareño y al viajero otros valores de la identidad local, pues se incluye la venta de productos artesanales hechos por la familia Santander, quienes también producen la vasija en la que se bebe canchánchara.

Se incluyen asimismo allí venta de libros, guías de turismo, tarjetas postales y revistas, en tanto un avezado tabaquero conforma ante los propios ojos del visitante un exquisito puro capaz de satisfacer a los más exigentes.