Por: Ana Martha Panadés Rodríguez.
El moquito Aedes aegypti cierra el cerco sobre Trinidad. Los altos índices de infestación lo hacen acompañante indeseable en un territorio, que durante los últimos meses ha sufrido la amenaza de su picadura, capaz de generar la transmisión local de dengue.
Reuniones sistemáticas de la Comisión de Sostenibilidad, incremento de las inspecciones a centros de trabajo y viviendas, mayor exigencia en el cumplimiento de las medidas sanitarias, alternativas para incrementar la fuerza de trabajo… son los temas que competen y preocupan a las autoridades sanitarias e institucionales en la localidad, Pero ¿qué pasa con el compromiso ciudadano?
Mucho se habla del mosquito Aedes aegypti, más la experiencia corrobora que no todos aún reconocen los riesgos y la necesidad de eliminarlo.
Por eso lo invito no a escuchar lo que ya está dicho hasta el cansancio, sino a meditar en lo que puede tocarle a usted o a algún miembro de su familia. La hembra del insecto, esencialmente doméstico, pica de día y son los niños y ancianos los más vulnerables a las complicaciones del dengue.
En Trinidad, la campaña de lucha antivectorial integra a numerosas fuerzas y en honor a la verdad muchos realizan un esfuerzo extraordinario, que lamentablemente en ocasiones no llega a la solución definitiva, como sucede con los salideros y la presencia de microvertederos en algunas zonas de la ciudad.
Esto por supuesto requiere una evaluación particular, pero vayamos a otro punto importante: ¿usted se ha sumado a lo campaña? Hablo de cada uno de los trinitarios y las trinitarias, que deben sentirse parte de esta batalla contra el mosquito, la indisciplina y la indolencia.
A las puertas del aniversario 505 de la ciudad trabajadores de diversos organismos apoyaron las labores de limpieza y saneamiento ambiental; incluso desde otros territorios espirituanos, y no siempre se contó con la presencia de los vecinos en esas acciones, aspecto que merece el análisis a nivel comunitario, con la implicación del delegado y las organizaciones de masas.
La higienización colectiva debe ir de la mano con la recogida de cada patio. De nada vale mantener la limpieza por fuera, si en el interior de la vivienda usted propicia las condiciones para que viva el mosquito, ponga sus huevos, se reproduzca, vuele en busca de comida: la sangre de los humanos, y transmita la enfermedad.
Contrasta el alto nivel de información sobre el Aedes aegypti y las principales medidas para eliminarlo, específicamente del autofocal, con la indisciplina casi generalizada que propicia la propagación del vector: botellas y tapas con agua, tanques desprotegidos y patios sin higienizar.
La campaña contra el vector es mucho más que la fumigación que llega a su casa para eliminar solo al mosquito adulto ¿No resulta más factible acabar con el inicio de la cadena? No solo se aprovecharían mejor los recursos, también estaríamos protegiendo el bien más preciado: la vida.