Por: Joaquín Gómez Serra
El deporte en Trinidad arriba este 23 de febrero a su 58 aniversario haciendo realidad el concepto de deporte como derecho de todo el pueblo, y con un crecimiento de la masividad, por lo que hoy se precisa más que nada incrementar la oferta, tomando en consideración los intereses y necesidades de cada persona, en la búsqueda de una mayor calidad de vida.
Ahora mismo en la Villa Patrimonio de la Humanidad hay mucha más población que 40 años atrás, la cantidad de personas que padecen enfermedades crónicas relacionadas con la hipertensión o el llamado «síndrome del oficinista» es mayor que antes. En esa misma medida el promedio de las personas cerca de los 70 años va aumentando, de manera que las ofertas deportivas tienen que estar acorde a la demanda de la población.
El llamado está hecho dentro del movimiento deportivo, las opciones que se brinden han de ser muy inteligentes y es preciso idear alternativas y esquemas esenciales para propiciar el rescate de los juegos tradicionales, fomentar la actividad dirigida al barrio y alentar la masividad espontánea. Eso es un reto permanente y por supuesto que al deporte le queda un millón de cosas por hacer.
Hay que potenciar el deporte en la base, y a tenor de ello cualquiera pensaría que la masividad se ha evaporado. Pero no, nada que ver.
El deporte en la Villa Patrimonio de la Humanidad, desde hace muchos años, tiene dentro de sus prioridades la formación de un deportista de nuevo tipo, por lo que en estas prioridades se insiste en el trabajo político-ideológico, buscando que los atletas-estudiantes aprendan y profundicen en la historia de nuestra Patria.
Dentro de las cinco áreas de prioridad para el deporte en este ciclo olímpico, el INDER cubano, y como parte de él, el espirituano hizo un llamado a sus ocho municipios a incentivar el deporte participativo, insistiendo en el trabajo del deporte para todos, con una conjugación de la educación física, la recreación y el trabajo comunitario, basado siempre en que todo se tiene que desarrollar en la base, y que en el deporte de alto rendimiento, se trabaje con los talentos, que tienen que salir de la búsqueda incesante de figuras en los barrios, asentamientos poblaciones del plan intramontano y comunidades de cada uno de los lugares donde vivamos.
Por ello, la orientación que está dando el organismo central deportivo hace un llamado a que los Juegos Escolares del Alto Rendimiento retomen las prioridades de décadas pasadas, con desfiles, bandas rítmicas, buscando los valores del territorio, y que el pueblo sienta muy suyo lo que está haciendo el INDER en cada territorio, y que se retomen las composiciones gimnásticas a nivel de base, de combinado, de escuelas.
Las conquistas logradas en el deporte en la Villa Patrimonio de la Humanidad no se pueden perder, y a pesar de que por problemas económicos el deporte del alto rendimiento no se puede enfrentar como décadas atrás, no se puede prescindir de la historia.
En su 58 onomástico el INDER en el sureño municipio se puede vanagloriar de su historia. Por nuestras series nacionales de pelota han pasado, dejando historia, el gigante del Escambray, Antonio Muñoz, hoy lo hacen Yunier Mendoza, el lanzador Ismel Jiménez Santiago, mientras en otras décadas, escribieron páginas gloriosas corredores como Lency Montelier, Amado Ramos, y el softbolista Redelio González, por sólo citar algunos.
A pocos días del arribo al onomástico 58 del INDER, esas medallas, esos récords, y hazañas de nuestros campeones no se pueden olvidar. Hay que motivar a los nuevos valores, que a la postre serán los encargados de que el deporte siga en alto, como fiel abanderado de las conquistas de la Revolución Cubana.