La nueva Constitución de Cuba y el deporte

Por: Joaquín Gómez Serra

El Comandante en Jefe Fidel Castro aseguró en disímiles ocasiones que el deporte constituye un derecho del pueblo en Cuba y su esfuerzo se vio recompensado con cientos de medallas que descansan en cuellos de atletas cubanos. Por ello, la Constitución que se aprueba hoy en Cuba tiene, un punto más a su favor.

Hoy Fidel camina y resplandece cada día más entre nosotros. Su legado, sigue y seguirá, vivo para la eternidad, y entre las grandes pasiones de nuestro líder de la estrella solitaria, el deporte ocupó un sitial especial.

Defensor del deporte como derecho del pueblo y máximo inspirador de los triunfos deportivos de Cuba en los últimos 50 años, Fidel Castro Ruz deja una huella imborrable en el movimiento atlético de la Isla.

Y es que el líder de la Revolución Cubana, como hombre de pueblo con alma de deportista, estuvo en todo momento cercano a los atletas de una pequeña nación que, poco a poco, se hizo gigante en el escenario competitivo internacional.

Por eso no sorprende que incluso el acceso a la actividad física y la recreación sean garantizadas para los cubanos, al ser un derecho inviolable que poseen como ciudadanos. Basta para comprobarlo observar el artículo 85 de la Constitución que hoy se proclamó oficialmente en Cuba.

“Las personas tienen derecho a la educación física, al deporte y a la recreación como elementos esenciales de su calidad de vida”, reza el referido acápite de la Carta Magna, que a su vez arroja el matiz tácito de la necesidad de practicar ejercicio físico para mantener un buen estado de salud.

Querido por todo un pueblo que aprendió a seguir su ejemplo, Fidel se ganó la simpatía y el cariño de cada atleta cubano que, con sus resultados, retribuía su genial idea de llevar el deporte a cada rincón del país.

Sin él, hubiera sido muy difícil alcanzar todas las medallas olímpicas y mundiales que hoy exhibe con orgullo el movimiento deportivo de una Isla y en nuestra provincia de Sancti Spíritus que es respetada en el mundo por contar con exponentes de la talla de Frederich Cepeda o el Gigante del Escambray, Antonio Muñoz.

Cepeda, junto otros muchos yayaberos, como Eglys de la Cruz Farfán, Eriel Sánchez, o Jacintón González o los trinitarios Ismel Jiménez, Redelio González y Lency Montelier, dieron gloria a Cuba en disímiles escenarios competitivos, y son el fruto de una Revolución que vio nacer este 10 de abril de aquel 1869 en Guáimaro, para servir como guía del diario quehacer de la nación.

Afortunadamente, no constituyen estas solo palabras que queden impregnadas en un papel, sino también llevadas a la práctica con un proyecto deportivo ideado de forma inclusiva e inteligente.

El deporte es una vía eficaz para evitar la marginalidad y los males sociales, por ello es plausible la fórmula empleada en nuestro país para priorizar la masividad en su realización, mediante la creación de combinados con profesionales capacitados para atender a la población.

En toda la obra deportiva estuvo la mano de Fidel, como sucedió con la eliminación del profesionalismo en 1962, para desde ese momento abandonar por siempre la comercialización en el deporte, y dar paso a la actividad física como derecho del pueblo, masividad que años después y hasta hoy rinde sus frutos.

En cada medalla conquistada estará presente su inmenso legado, ese que nunca olvidaremos. Por esa sencilla razón la gran familia del deporte cubano dio un Sí por la nueva Constitución que desde este 10 de abril, se abre paso como aquel día de 1869 en Guáimaro, para servir como guía el diario quehacer de la nación.