Por: Eduardo Sicilia Hernández
La celebración del Día Mundial del Medio Ambiente, en medio de los trastornos provocados por el cambio climático hace necesario la promoción de las nuevas filosofías agrícolas, vinculadas a la AgroecologÍa, formas de agricultura sostenibles y sustento para avanzar después de cinco siglos por el camino de la soberanía alimentaria.
La pequeña finca del investigador José Antonio Casimiro en el municipio de Taguasco se ha convertido en laboratorio y en escuela de agricultores para muchos en el mundo, inspirados en los modelos trazados por la Agricultura Urbana, nacida en los años 90, con el Período Especial, etapa donde los cubanos no dejamos de producir a pesar de no tener dinero, para comprar combustible, fertilizantes y otros productos químicos.
La agroecología ha demostrado su extraordinaria importancia para los pequeños espacios de Cuba con altos niveles de degradación, infertilidad, terrenos con pendientes donde no se debe continuar con los modelos convencionales .
La agroecología ha demostrado que es una medicina perfecta para curar la erosión de los suelos y permite al pequeño agricultor producir alimentos aprovechando gratuitamente las bondades que ofrece la naturaleza.
La novedosas tecnologías puestas en práctica por agricultores adelantados se han basado en la innovación y en proyectos donde se ha alcanzado un sistema de producción diversificado, garantía para la biodiversidad entre el hombre y el medio, con un protagonismo en el empleo de las fuentes renovables de energía, ciclos cerrados de producción y una nueva forma para vivir en el campo y entre otras cuestiones científicas aportar alimentos sanos; sin necesidad de productos importados.
Es oportuno en estas ideas evaluar la actual situación financiera de la nación y el significado que tiene producir sin el empleo de combustible y productos químicos, pues estudios de personalidades sobre el tema ven la posibilidad de que Cuba se abra paso a una Revolución agroecológica y se extienda estos modelos a unas 250 mil fincas, con el fin de garantizar alimentos sanos a más de tres millones de habitantes.
Mucho aliento ofrece ver acciones de proyectos de desarrollo local, como el que se lleva adelante en el municipio pinareño de Los Palacios, con financiamiento mediante créditos bancarios y sitios donde los agricultores venden sus productos de calidad. Pienso que es oportuno replicar todo lo bueno de esta filosofía, a mi juicio ideal para hacer realidad el autoabastecimiento territorial, el desarrollo local, la disminución de las importaciones, promover exportaciones y proteger al medio ambiente de los perjuicios de la agricultura industrial.