Por: Caridad Pineda Ortiz
Trinidad, la Ciudad Museo de Cuba, tiene el privilegio de ser una de las localidades coloniales del país y clasificar además, entre los conjuntos arquitectónicos más completos y conservados del continente americano.
En el interior de su Centro Histórico urbano-desde la década de los noventa-predominaba, en cuanto a economía, la esfera de los servicios en el sector turístico internacional y nacional, donde se desarrollaba un amplio mercado artesanal.
Como parte de la infraestructura de este Consejo Popular, llamado Monumento, se encuentran las principales instituciones culturales; bodegas; carnicerías, placitas; plazas y plazuelas; el correo; combinados de servicios; talleres de la industria ligera, panaderías; restaurantes para el servicio del turismo; la Iglesia Mayor Santísima Trinidad, entre otros.
Lo ante expuesto presenta un conjunto arquitectónico que hace pensar en la villa detenida en el tiempo. Sin embargo, a finales del 2010, comienza a tomar auge en todo el país Trabajo por Cuenta Propia, como parte de los cambios en la actualización del modelo económico de la Isla y que se actualizan con las resoluciones 41 y 42 del 2013 en aras de buscar y fomentar sectores importantes para el desarrollo de la sociedad.
Es preciso aclarar que el sector particular en la ciudad ya venía desarrollándose desde los 90, a consecuencia del Período especial, donde ocurrieron una serie de trasformaciones por decretos del Estado como vía de solución a la crisis por la que atravesaba el país. Entre ellos se promulgó el Decreto Ley No. 141 de 1993, en el que trataba el tema de la autorización al cuentapropismo y las actividades que se podían realiza, el mismo no incluyó a los profesionales hasta el 8 de septiembre del año 1995, ya que estos tenían un trabajo estable. En ese propio año, se aprobó la elaboración y venta de alimentos y bebidas, con lo cual se abrieron centros con prestación de estos servicios y en 1997 se promulgó también un decreto que permitía el arriendo de viviendas, habitaciones o espacios.
En la ciudad de Trinidad, sobre todo en su Centro Histórico, es bastante notable el trabajo del sector privado. Hoy, las calles del mismo, no solo son exponentes de chinas pelonas simbolizando el trabajo esclavo, ahora van adquiriendo un sentido más comercial, gestándose una infraestructura económica apreciable en el incremento de cafeterías, restaurantes, hostales y galerías. Estos, a su vez, son generadores de fuente de empleo, pues existe hoy en esta zona más de 607 negocios particulares y en ellos laboran aproximadamente más de 963 trabajadores, por lo que el número de familias beneficiadas del mismo es importante y por tanto, hay un mejoramiento en la calidad de vida de una parte de la población.
Se produce además, cambios en las fachadas e interiores de las casas coloniales. Estas muestran en su exterior mejoramiento y embellecimiento.
En su mayoría, se mantienen las características de la casa típica trinitaria y de su esplendor económico en tiempos anteriores, sometidas ahora a cambios imperantes de modernización con elementos que recuerdan su pasado colonial. Son además, un reflejo de la competencia entre este sector por llevarse la supremacía en cuanto a calidad de servicio, ética y estética así como por demostrar la relevancia y el poder económico que van adquiriendo, por lo que esta área en particular, es embellecida y reanimada paulatinamente.
Constituyen también, centros de promoción y divulgación cultural, algunas de ellas se han convertido en verdaderos focos culturales, remplazando en ocasiones, a las ofertas del sector estatal. Se comercializa sobre todo música tradicional cubana así como bebida y comido típica de Trinidad y de Cuba, donde sobresale nuestro sello de identidad artesanal, pues algunas de ellas son servidas en vasijas de barro confeccionados por importantes artesanos de la villa. Otras ofertas son la lencería, cerámica y la pintura, prueba todas ellas del amplio desarrollo de las artes manuales y de nuestra cultura popular tradicional.
Estas facilidades han favorecido un aumento de la inmigración hacia la región trinitaria. Este tema no es, para nada, novedoso en la localidad. Desde que el turismo comenzó a mostrar relevancia, llegaban de distintos lugares del país personas buscando un mejoramiento de sus condiciones de vida. Ahora esta tendencia se ha incrementado y son muchos los artistas y creadores en casi todas las manifestaciones que se encuentran en la villa ya se de manera permanente o temporal. En las entrevistas realizadas, se constató la presencia de personas naturales de La Habana, Las Tunas, Villa Clara, Cienfuegos, Guantánamo y otras provincias.
Este cambio en la política económica del país, ha propiciado sin duda una transformación entro de la sociedad cubana, apreciable también en el Centro Histórico trinitario. Sobre ello Reinier Rendón, delegado de Turismo de la provincia de Sancti Spíritus, aseguro en entrevista realizada por Minerva Hernández: “A Trinidad la distingue hoy su animación permanente, a cualquier hora del día o de la noche se ve mucha gente en las calles y se prestan numerosos servicios. A las cinco de la madrugada, por ejemplo, al transeúnte que lo desee se le puede vender lo mismo un bocadito, un collar, un cuadro o una pieza de alfarería, y hasta se le puede hacer una alegre descarga musical”.