Alejandro de Humboldt, una de las personalidades más relevantes de la ciencia de la era moderna

Alejandro de Humboldt. Foto: Archivo de Granma

Nacido en la ciudad de Berlín el 14 de septiembre de 1769, el sabio alemán Alejandro de Humboldt figura entre las personalidades de la ciencia más relevantes de la era moderna, distinción avalada por la magnitud de su vasta obra investigativa en disímiles campos del saber

Por: Orfilio Peláez

Nacido en la ciudad de Berlín el 14 de septiembre de 1769, el sabio alemán Alejandro de Humboldt figura entre las personalidades de la ciencia más relevantes de la era moderna, distinción avalada por la magnitud de su vasta obra investigativa en disímiles campos del saber, cuyo escenario principal transcurrió en Latinoamérica.

Su primer contacto con el Nuevo Mundo tuvo lugar en julio de 1799, cuando arribó a Cumaná, Venezuela. Luego visitó y recorrió durante un lustro territorios de Colombia, Ecuador, Perú, México y Cuba.

A lo largo de ese periplo, el eminente naturalista germano viajó por el río Orinoco y descubrió la vinculación que tenía este con la cuenca del Amazonas. También coleccionó abundante material botánico.

Exploró intrincados parajes sudamericanos y logró ascender a la cima del volcán Chimborazo, en los Andes ecuatorianos, a unos 6 300 metros de altura.

Visitó, además, minas de México y denunció el trabajo esclavizado en la extracción de plata, al tiempo que llevó a cabo notables estudios sobre las poblaciones indígenas y su cultura.

Según aparece en el libro Cien figuras de la ciencia en Cuba, estudió las corrientes oceánicas de la costa occidental de América del Sur, conocida hoy como Corriente de Humboldt en su honor. Asimismo, registró las erupciones de otros volcanes de la región y midió el índice de la caída de la temperatura con la altitud.

Fue el primero en percatarse de la factibilidad de construir el Canal de Panamá y promovió en Europa el conocimiento de las propiedades fertilizantes del guano peruano.

En opinión del doctor Eduardo Torres Cuevas, presidente de la Academia de Historia de Cuba y de la comisión creada en nuestro país para conmemorar el aniversario 250 de su natalicio a lo largo de 2019, Humboldt rompe el modelo de científico de gabinete, es el hombre que viene a América para penetrar en la propia naturaleza.

Verdadero erudito de la botánica, la mineralogía, la geología, la zoología, la química, la geofísica y la astronomía, logró conectar las ciencias naturales y sociales, comprendiendo la estrecha interrelación entre la naturaleza y el hombre. Tuvo el mérito adicional de gestar el surgimiento de nuevas disciplinas, en particular la geografía en su concepción moderna.

¿POR QUÉ NUESTRO SEGUNDO DESCUBRIDOR?

Con apenas cinco meses de estancia total en Cuba, la primera del 19 de diciembre de 1800 al 15 de marzo de 1801, y la otra de abril a mayo de 1804,

Humboldt indagó como nadie había hecho antes en el conocimiento de la sociedad y la naturaleza de la Mayor de las Antillas.

De acuerdo con lo trascendido en la conferencia impartida por el profesor Luis Enrique Ramos Guadalupe, coordinador de la Comisión de Historia de la Sociedad Meteorológica de Cuba, en el coloquio Humboldt y su huella en Cuba, organizado por la Fundación Antonio Núñez Jiménez de la Naturaleza y el Hombre, los orígenes de la climatología científica en nuestro país tienen en los aportes del ilustre alemán su punto de partida.

«Humboldt fue capaz de identificar en sus observaciones 13 rasgos característicos del clima en el occidente cubano, siete de los cuales son válidos para todo el archipiélago», aseveró Ramos Guadalupe en su disertación.

Los mismos, precisó, aparecen recogidos en su magistral Ensayo Político sobre la Isla de Cuba, publicado en 1827 y cuya circulación y venta resultó prohibida por las autoridades coloniales españolas al condenar la esclavitud.

Resaltan entre ellos el referido a que los descensos notables de la temperatura obedecen a la irrupción y derrame de las ráfagas de aire frío que se dirigen de las zonas templadas hacia los trópicos.

Tiene la perspicacia de plantear que no deben confundirse los recios vientos del norte de la época invernal con los huracanes (algo muy habitual en la época), y enfatiza en la influencia que tienen las aguas oceánicas sobre el clima de una isla.

Una de las acotaciones más interesantes citadas por el profesor Luis Enrique refiere que Humboldt enmarcó el intervalo de mayor frecuencia y peligro en la temporada de huracanes «a fines de agosto, en todo el mes de septiembre, y particularmente en el mes de octubre, los más temibles para los navegantes», etapa reconocida en la actualidad como la más activa del mencionado periodo en la cuenca del Atlántico tropical, que incluye al mar Caribe y el Golfo de México.

Basado en las series de observaciones meteorológicas hechas por Antonio Robledo y José Ferrer, el científico alemán emprendió el estudio climatológico de La Habana y situó la variación de la temperatura diaria en la ciudad en el rango de 23 a 32 grados, al tiempo que identificó la influencia del océano en el comportamiento de esa variable en la ciudad.

Como expresó el profesor Ramos Guadalupe, no descartó la posibilidad de nevadas en Cuba e hizo referencia a la formación de hielo por las noches en la llanura cercana a la urbe, «cuando reina el viento del norte durante varias semanas, atrayendo el aire frío del Canadá».

Más allá de sus aportes en la esfera de la climatología, Alejandro de Humboldt amplió con sus trabajos investigativos el conocimiento de la flora y la fauna nacional, la topografía, los suelos, el cultivo de la caña y la fabricación de azúcar. En su labor científica no faltó el análisis sociológico sobre la esclavitud en Cuba.

Llegó a confeccionar un mapa con mediciones exactas de la latitud de distintos puertos y ciudades, incluida las de La Habana, y enunció una tesis sobre la formación de las Antillas y la constitución geológica de nuestro archipiélago.

Supo retratar el contexto social del país, sometido entonces al dominio colonial español, y acopió valiosa información sobre el comercio, la agricultura y la estadística demográfica.

Merecedor con absoluta justeza del calificativo de segundo descubridor de Cuba, para el Libertador Simón Bolívar Humboldt fue «el verdadero conquistador de América, por haber producido sus trabajos más bienes a los pueblos americanos que todos los conquistadores».

Precisiones

Durante sus dos estancias en Cuba, Humboldt recorrió varios lugares de La Habana y otras zonas del país, entre ellas la ciudad de Trinidad, la Isla de Pinos y la cayería Jardines de la Reina.

Según la doctora Ramona Oviedo, investigadora del Instituto de Ecología y Sistemática del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, el científico alemán identificó alrededor de 170 especies de plantas de la flora cubana.

El eminente sabio germano falleció en Berlín el 6 de mayo de 1859, a la edad de 90 años. (Tomado de Granma)