Por: Mary Luz Borrego
Este 28 de enero, niños, adolescentes y jóvenes espirituanos protagonizarán el tradicional desfile martiano también como un desagravio al Maestro.
Con toda su fantasía y creatividad, como ya resulta tradicional cada 28 de enero, niños, adolescentes y jóvenes espirituanos protagonizarán en plazas y parques de toda la provincia el tradicional desfile martiano, como una hermosa forma de dignificar la obra del Apóstol e incentivar los sentimientos patrios desde las edades más tempranas.
En esta patriótica jornada, que también desagravia al Maestro después de los hechos vandálicos orquestados contra su figura hace algunas semanas en la capital del país, participarán alrededor de 40 000 pioneros y niños —desde la primera infancia agrupada en los círculos infantiles, hasta el noveno grado de la Enseñanza Secundaria—, además de alumnos de las escuelas formadoras de maestros, de algunos preuniversitarios y politécnicos que se encuentran en proceso de perfeccionamiento educacional.
En el aniversario 167 del natalicio del más universal de los cubanos, niños y estudiantes presentarán las más diversas iniciativas para ofrendarlo, incluidas representaciones de sus obras literarias más conocidas, disfraces encarnando a los personajes de sus conocidos cuentos y poemas, y carteles con algunas de sus más emblemáticas frases, entre otras.
Doany Hernández Pérez, presidente de la Organización de Pioneros José Martí (OPJM) en la provincia, detalló que antenoche algunos colectivos pioneriles de las enseñanzas Primaria y Secundaria realizaron acampadas como otra forma de recordar el natalicio del Apóstol.
Organizado por la OPJM y Educación, el desfile martiano se ha convertido en una hermosa tradición en Cuba que desdice las intenciones malsanas de unos pocos cubanos inescrupulosos de dentro y de fuera, quienes buscan a toda costa mancillar la figura sublime del Héroe Nacional.
Así los príncipes enanos reverencian sin protocolos al amigo sincero que amó profundamente a los niños y renuevan la vigencia de su pensamiento en una verdadera fiesta martiana, donde participan la escuela, la familia y la comunidad para eternizar al hombre de La Edad de Oro. (Tomado de Escambray)