Manuel de la Cruz y sus Episodios de la revolución cubana: imprescindibles

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Por: José Rafael Gómez Reguera

Pocos textos me han llamado tanto la atención como Episodios de la revolución cubana, de Manuel de la Cruz y Fernández. Le conozco desde mis primeros años, y siempre he pensado que debiera ser un texto requerido de nuevas tiradas, así como de ser incluido dentro de los materiales que no debieran pasar por alto en la enseñanza de la historia cubana. No por gusto, nuestro Héroe Nacional José Martí, al leer el ejemplar que le remitiera el autor, expresó: “¡Hay veces en que se desea besar el libro!»

Cuando algunos pregonan el fin de las ideologías, quieren echar a un lado la Historia patria, este libro nos llama a las raíces.

En el año 1889, Manuel de la Cruz comenzó a laborar como corresponsal del diario La Nación, de Buenos Aires, Argentina, al cual remitía trabajos de crítica literaria. Desde su corresponsalía promocionó en el extranjero la obra de las más destacadas personalidades cubanas. Fue reportero del rotativo argentino hasta su muerte. En 1892 publicó su obra más acabada: Episodios de la revolución cubana, que resultó muy elogiada y que ayudó a levantar los ánimos libertarios en Cuba y en el exilio.

Manuel de la Cruz Fernández. Foto: Internet

El libro está redactado sobre auténticos datos de actores y testigos, utilizando las noticias depuradas de la tradición oral, cuyos bardos van desapareciendo en la cima del olvido con los recuerdos de su época, la idea predominante en la composición no ha sido otra que la de fijar el hecho, el cuadro o la línea.

No se ha aspirado más que a escombrear en la magnífica y olvidada ruina, a retratar contornos, relieves o aspectos aislados, en tanto otros, con más títulos y aptitudes, reconstruyen el grande y complicado organismo, sacando del polvo del osario el drama múltiple, intenso y rebosante de vida.

De la Cruz apoyó a José Martí en los planes de organizar la guerra contra el colonialismo español y llegó a ser uno de sus colaboradores en el proyecto de liberación que se conocería más tarde como Guerra de Independencia. Por encargo de Martí recorrió la Isla, con el fin conocer la situación imperante en las distintas regiones y preparar al país para la guerra que se gestaba en el exilio.

Raúl Roa García le llamó Mambí de las letras, porque: “es imposible deslindar en su obra lo político de lo literario y, en realidad, lo político impregna toda su labor, y su cubanía –palabra que él gustaba destacar– se pone de relieve de inmediato en todas sus creaciones. «El espíritu separatista configura y caracteriza la obra literaria de Manuel de la Cruz. La pasión por la independencia de Cuba es la nota dominante de su actividad intelectual, y la base que alimenta su flamígero, plástico y sonoro estilo. Nada lo define mejor que estas palabras suyas: soy un sectario fanático del cubanismo«.

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El 3 de junio de 1890 José Martí escribió una carta a Manuel de la Cruz, que permaneció inédita hasta mayo de 1923, donde le dice:  «¿Cómo empezaré a decirle el cariño, la agitación, la reverencia, el júbilo, con que leí de una vez, por sobre todo lo que tenía entonces entre manos, sus Episodios de la Revolución de Cuba? {…} Es historia lo que usted ha escrito; y con pocos cortes, así para que perdurase y valiese, para que inspirase y fortaleciese, se debía escribir la historia. ¡Y la vergüenza, y la veneración, con que se va leyendo el libro. Ya nada nuevo podremos hacer los que vinimos después. Ellos se han llevado toda la gloria. {…} he puesto en tres ocasiones poco más o menos esta misma frase: hay veces en que se desea besar el libro. Los caballos debió usted preparar, porque leer eso, para todo el que tenga sangre, es montar a caballo«.

No hay mucho más para decir sobre Episodios de la revolución cubana, cuyo autor nació el 19 de febrero de 1896. (Con información de Ecured)