Juan Padrón y su tropa en la memoria

Foto: Cubahora

Por: José Rafael Gómez Reguera

Elpidio Valdés y su tropa todavía asaltan nuestros hogares. Se escuchan los disparos, las risas, los sonidos de los machetes haciendo “picadillo de talco” a las tropas colonialistas españolas, con mil y una artimañas. Las grabaciones caseras guardan momentos inolvidables de las hazañas mambisas, su inteligencia para burlar a un enemigo bien armado y más numeroso, pero incapaz de vencer el patriotismo. Y junto a Elpidio, sus compañeros y su afamado caballo “manigüero”. Juan Padrón los eternizó para nosotros y para el mundo.

La noticia del fallecimiento de este realizador audiovisual ha llenado de tristeza al panorama cultural cubano, y me atrevo a asegurarlo, al mundo entero. Porque junto con los cubanos, muchos niños, de seguro, han disfrutado no solo de las tropas mambisas, dispuestas a todo por ver su patria libre y soberana. También han reído con los vampiros caribeños que tan bien fueron recibidos por los públicos de todas las edades.

Juan Padrón se ha ganado un lugar en la historia no solo del cine y la televisión cubanos, sino en el panorama cultural de la Mayor de las Antillas, en general, por esa manera peculiar de desbordar el humor criollo, de salir airoso de las encrucijadas que cada trama se trazaba, y de hacernos carcajear de lo lindo.

Nadie puede despegarse de un animado de Juan Padrón, ni chicos ni adultos. Y ahora que el creador de esta pléyade de personajes ha partido a la eternidad, nos cabe el orgullo de saberlo nuestro y universal, y la seguridad de que sus realizaciones permanecerán como símbolo de autóctona cubanía. Ellos llegaron para quedarse, para seguir como parte especial de los programas para los más pequeños, pero también para los que ya no lo somos, pero seguimos al pie del cañón diciéndole: “¡Hasta la vista, compay!”