Alberto Delgado Delgado «El hombre de Masinicú»

Foto: archivo

Por: William Rodríguez Turiño (*)

El enano, como lo bautizaran los Órganos de la Seguridad del Estado de Cuba, nació el 10 de diciembre de1932, en la finca San Pedro, de Caracusey, municipio Trinidad, antigua provincia de Las Villas.

Realizó sus primeras actividades revolucionarias en la zona de Fallas actual provincia de Ciego de Ávila, donde se incorporó a una célula del Movimiento Revolucionario 26 de Julio (M-26-7). En diciembre de 1958 se incorporó a la columna 11 Cándido González del Ejército Rebelde, participando en varios combates destacándose por su valentía.

Alberto Delgado junto a su esposa Tomasa del Pino, su más cercana colaboradora. Foto: Museo Nacional de la LCB de Trinidad.

En 1961 se dirige a La Habana, y mientras terminaba su licenciamiento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) por razones de salud. Se relaciona con algunos parientes con marcada postura contrarrevolucionaria, decidiendo informar a las autoridades. Es así como de manera voluntaria establece contactos con el Ministerio del Interior, comenzando adoptar una fachada de desafecto al proceso revolucionario.

Casa que habitó Alberto Delgado como administrador de la finca Masinicú, en Trinidad. Foto: William Rodríguez Turiño.

A mediados de octubre de 1961 fue ubicado por la Seguridad del Estado como administrador de la finca Masinicú en Trinidad, donde trabajaban varios colaboradores de bandidos. A partir de ese momento comienza a ser para los enemigos de la Revolución un contrarrevolucionario más, ganándose la confianza de varios cabecillas que estaban al servicio de la Central de Inteligencia (CIA).

El filme El hombre de Maisinicú, dirigida por Manuel Pérez, recrea la vida de Alberto como agente de la Seguridad del Estado.

De esta forma surgió la idea de la Operación Trasbordo, en virtud de la cual, sin tirar un tiro son apresadas varias bandas que operaban en las montañas del Escambray. Luego de realizada esta hazaña con éxito la seguridad le plantea Alberto que corría peligro, que debía retirarse, a lo cual él se negó, argumentando que su misión dentro del enemigo contribuía a conocer sus planes y así evitar la muerte de personas inocentes.

Descubierta su identidad por estos asalariados serviles del imperio, en horas de la noche del 28 de abril de 1964 en las márgenes del río Guaurabo, enfrentó solitario a dos bandas de alzados sin arrancarle información alguna, portando como armas las convicciones revolucionarias que lo habían llevado a penetrar en las entrañas del enemigo.

Al amanecer del 29 de abril, apareció colgado de una guásima el hombre de baja estatura pero de gigantesca valentía, al cual tres años más tarde se le rindieran los honores correspondientes a un militar caído en el cumplimiento del deber, depositando sus restos en el Panteón de las FAR, en el Cementerio de Colón.

(*) Colaborador de Radio Trinidad Digital.

Interior de la Casa Museo Alberto Delgado, en la finca Masinicú, atendida por el Museo Nacional de la LCB de la localidad. Foto: William Rodríguez Turiño.
Interior de la Casa Museo Alberto Delgado, en la finca Masinicú, atendida por el Museo Nacional de la LCB de la localidad. Foto: William Rodríguez Turiño.
Monumento a Alberto Delgado en la zona donde fue asesinado, en las cercanías del río Gaurabo, Trinidad. Foto: William Rodríguez Turiño.
Vista parcial del lugar donde fue asesinado el héroe de la Seguridad del Estado de Cuba, Alberto Delgado Delgado. Foto: William Rodríguez Turiño.
Vista parcial del lugar donde fue asesinado el héroe de la Seguridad del Estado de Cuba, Alberto Delgado Delgado. Foto: William Rodríguez Turiño.
Vista parcial del lugar donde fue asesinado el héroe de la Seguridad del Estado de Cuba, Alberto Delgado Delgado. Foto: William Rodríguez Turiño.