Movimiento de artistas aficionados en Cuba: pasado, presente, y mucho futuro

Desde el festival Carrusel de Colores, en Trinidad también se fortalece el movimiento de artistas aficionados. Foto: José Lázaro Peña Herrera.

Por: José Rafael Gómez Reguera

Del Movimiento de artistas aficionados habría mucho para contar. O pocos artistas relevantes han salido y siguen saliendo de sus filas. Otros lo harán en los años por venir. Y si hay algo en común en todas las etapas ha sido ese afán de conocer, prepararse, exponer, darse a los demás en las grandes ciudades y hasta en los más intrincados parajes. Por eso, al cumplirse 60 años de aquella fabulosa arrancada, Cuba cuenta hoy con un potencial enorme para expandir la creación artística. Trinidad se incluye en este quehacer. CUBA ANTE LA COVID-19 (I) (II) (III) (IV) (V)

El Movimiento de artistas aficionados en Cuba se organiza a partir de la década del sesenta, con una amplia participación de los diferentes sectores estudiantiles: Pioneros, FEEM, FEU y laborales, a través de los sindicatos. En el año 1963 se organizan los primeros festivales con diferentes estructuras organizativas. ¿Quién no recuerda haberse incorporado a un coro, a una danza, a una obra de teatro, haber estado en espacios de formación de las Casas de Cultura en artes plásticas o música, o más cercanos en el tiempo, haber pasado por las aulas y graduarse como instructor de arte?

Del Movimiento de Artistas Aficionados también salen obras como las de Jorge Luis Silot. Foto: José Rafael Gómez Reguera.

Ser instructor de arte, por demás, deviene fuerte compromiso con el presente y el futuro de los cubanos, porque desde la sensibilidad ante el hecho artístico, también se hace Patria. Cuando se aprende en las aulas o en esos lugares para apreciar y disfrutar de lo mejor del arte cubano y universal, trasciende las fronteras personales y se instala de lleno en su entorno familiar, en los pequeños y adultos que nos rodean, en los que están por nacer.

Es esta, entonces, una fecha en la que debe comprenderse con mayor hondura que no es solo formarse, sino también, saber llevar a los demás ese amor por lo que la especie humana ha forjado durante toda su historia, desde las danzas ancestrales y las pinturas rupestres para favorecer la caza o luego las lluvias y las cosechas, hasta la propia procreación de los hombres.

Hoy ese acercamiento cara a cara es imposible por el nuevo coronavirus. Pero ya vendrán tiempos mejores en los que podamos abrazarnos, danzar, bailar al aire libre y al sol, hacer reflexionar, reír y llorar con lo que se haga en las escuelas, tablas o en las comunidades rurales, divertirnos y hacer más llevadera la vida en este país que sueña y se esfuerza por salvar vidas y también por expandir la cultura.