Por: José Rafael Gómez Reguera
Reconocimiento y homenaje se juntan este tres de junio para con hombres y mujeres que han hecho de la enfermería su razón de vida, y enfrentan hoy día una pandemia que no tiene parangón en la historia de la humanidad por su capacidad de propagarse con rapidez y alta letalidad. A pesar de ello, a riesgo de sus propias vidas, dentro y fuera de la patria, enfermeras y enfermeros cubanos están en la primera línea del combate contra la COVID-19. CUBA ANTE LA COVID-19 (I) (II) (III) (IV) (V) (VI)
Rememorando una fecha tan antigua como el 3 de junio, natalicio de Victoria Brú Sánchez, primera mártir de la enfermería nacional, cuando en 1924 fuera instituida esta celebración por la Asociación Nacional de Enfermeras de la República de Cuba, estos profesionales de la Medicina de la Mayor de las Antillas dejan a un lado temores, y familiares allegados, padres e hijos incluso, y cumplen sus rotaciones en las zonas rojas o como parte del Contingente Internacional de Médicos Especializados en Situaciones de Desastres y Graves Epidemias Henry Reeve.
Hablar de la enfermería en Cuba pasa por momentos como este, en el que la pandemia pone en grave peligro la salud humana en todos los continentes y obliga al aislamiento. Ellos, sin embargo, siguen cumpliendo con sus rutinas, protegidos, sí, pero trabajando hasta en los sitios de mayor riesgo personal, porque esa es su razón de ser.
Cada noche, los aplausos también son para ellos, héroes de la Cuba nueva, donde la vida de hombres y mujeres bien valen los riesgos, seguros de que más temprano que tarde, la pandemia quedará atrás y aunque sobrevengan momentos de cuidado y restricciones, enfermeras y enfermeros continuarán ofreciendo su corazón, sus manos, su inteligencia, su amor.