Cerro Pelado: 54 años de una delegación histórica

Fidel visitó el Cerro Pelado al regreso de la delegación.

Por: Rafael Novoa Pupo

El 8 de junio de 1966 quedó grabado para la historia, por uno de los grandes acontecimientos del deporte cubano y del buque insignia Cerro Pelado, el cual salió de Santiago de Cuba con 315 atletas, entrenadores, personal médico y árbitros, con vistas de romper las barreras del bloqueo yanqui.

En aquel entonces, el gobierno de los Estados Unidos trataba de impedir la participación cubana en los X Juegos Centroamericanos y del Caribe con sede en San Juan Puerto Rico , mediante la negación de visas para los deportistas y representantes de la Mayor de las Antillas. Posteriormente los cubanos recibieron la visa, pero no la autorización para pisar suelo boricua en aviones o barcos cubanos, «sólo en vuelos comerciales».

Deportistas cubanos en el barco Cerro Pelado.

El 10 de junio, bajo el asedio de vuelos rasantes de aviones estadounidenses que trataban inútilmente de intimidar a los atletas cubanos, se decidió por parte de la delegación deportiva escribir un documento denominado “Declaración del Cerro Pelado”.

Este manuscrito, tenía el objetivo de denunciar ante el mundo, el absurdo e ilegal comportamiento del Departamento de Estado Norteamericano y al mismo tiempo proclamar la inquebrantable determinación de todos los miembros de la embajada deportiva, de llegar a San Juan aunque fuera nadando.

Para competir en los Juegos, en una de sus partes la declaración planteaba: «Los atletas cubanos sabemos cómo actuar, no solamente por defender un derecho nuestro; si no un derecho de todos los pueblos y por el prestigio del deporte que debe existir como vínculo entre los pueblos».

Este texto se gravó en la cubierta del buque, y fue divulgado denunciando la injerencia norteamericana en unos Juegos. Así mismo exhortó a los organismos internacionales a frenar y no ser partícipes de los ardides estadounidenses para tratar de excluir a Cuba de las competiciones.

Desfile de la delegación cubana en los X Juegos Centroamericanos y del Caribe, celebrados en San Juan, Puerto Rico.

El escrito ratificó la posición de principios del deporte cubano, al proclamar el derecho de la Mayor de las Antillas a participar en la justa, que comenzaría el 11 de junio y devino ideario frente a intereses mezquinos opuestos al deporte limpio y sano, para todos los pueblos.

Ante el escándalo internacional y las numerosas protestas en todos los continentes, el gobierno yanqui se vio obligado a entregar las visas para que los cubanos desembarcaran, lo que hicieron casi simultáneamente, al comienzo del acto inaugural del certamen.

El Cerro Pelado fue obligado a anclar a casi cinco millas de las costas puertorriqueñas y en horas tempranas de la mañana del día 11 de junio de 1966, la delegación fue trasbordada en alta mar al remolcador Peacock, en condiciones riesgosas y difíciles.

Todos bajaron a tierra en lanchas con banderas puertorriqueñas y no estadounidenses como quería el gobierno Yanqui. Finalmente los miembros de la delegación cubana, llegaron a tiempo a la ceremonia inaugural, y enarbolaron la enseña nacional en el Estadio Hiram Bithorn.

En la cita deportiva regional más antigua del planeta, Cuba se ubicó segunda con 78 preseas, 35 de oro, 19 de plata y 24 de bronce, superada por México, y Puerto Rico quedó en tercer lugar.

Estos resultados, demostraron la calidad del deporte cubano. En el atletismo Enrique Figuerola llegó a marcar el fabuloso tiempo de 10,1 en 100 metros, el cual no fue reconocido por excesivo viento a favor.

El boxeo, la esgrima, las pesas y la lucha libre resultaron triunfos para Cuba, pero el oro del polo acuático fue de los más disfrutados por el progreso del equipo con apenas cuatro años de práctica.

El voleibol, también se destacó y el béisbol recuperó el cetro, ganado por última vez en la edición de Guatemala 1950.