Trabajadores portuarios cubanos rinden homenaje a Aracelio Iglesias Díaz

Por: Rafael Novoa Pupo

Este lunes, varios colectivos de las actividades marítimo portuarias en Cuba, desarrollarán matutinos y reuniones programadas, para rendir homenaje de recordación al líder del sector Aracelio Iglesias Díaz, por celebrarse este 22 de junio, el aniversario 119 de su natalicio.

Aracelio Iglesias se inició como bracero en los muelles San José en la bahía habanera, y desde entonces comenzó a relacionarse con obreros del sector, con quienes compartió inquietudes y conoció las condiciones de explotación a que eran sometidos y se sensibilizó por sus demandas laborales.

La labor de Aracelio, negro, comunista y dirigente obrero, preocupó siempre a los explotadores, al imperialismo yanqui y los gobernantes de turno, y por su combatividad se ganó el sobrenombre de El Zar del puerto de La Habana.

El destacado revolucionario fue secretario general del Sindicato de Estibadores y Jornaleros, y participó en el congreso constitutivo de la Confederación de Trabajadores de Cuba.

Con su infatigable lucha al frente del sindicato y el apoyo de sus compañeros, arrancó a los patronos importantes, conquistas para los trabajadores, entre ellas el establecimiento de las listas rotativas, aumento de salarios, y el descanso retribuido.

Nunca sus enemigos lograron desviarlo de la lucha sindical, ni sobornos ni amenazas, pudieron impedir que se mantuviera defendiendo a los portuarios, cuando los usurpadores de la CTC, asaltaron los sindicatos y sustituyeron a sus dirigentes democráticamente electos, por títeres al servicio de la patronal, y el imperialismo.

Aracelio batalló incansablemente en el empeño de alcanzar sustanciales mejoras para los portuarios, lo que le ganó el odio de quienes se empeñaban en explotarlos. Por eso el gobierno corrupto y proimperialista de Carlos Prío Socarrás, envió a un grupo gansteril para asesinar al recio líder sindical y comunista, crimen que se produjo el 17 de octubre de 1948, cuando Aracelio fue baleado cobardemente por la espalda y murió al siguiente día.

Setenta y dos años después, su imagen revolucionaria sigue viva en la memoria de los trabajadores cubanos. Sus continuadores en el movimiento sindical, junto a obreros destacados, le rinden homenaje hoy y depositan ofrendas florales en el sitio donde se erige su monumento, en la tarja que marca el lugar donde fue mortalmente herido, y en su tumba, como demostración de que los héroes nunca mueren.