Por: José Rafael Gómez Reguera
Hace 17 años, Compay Segundo, seudónimo artístico de Máximo Francisco Repilado Muñoz, nos dijo adiós, o quizás hasta pronto, porque solo fue una partida física, como una retirada del escenario luego de atronadores aplausos, como siempre sucedió en Cuba y en muchísimos sitios del planeta. Y de otra forma no podría haber sido.
Nos enamoramos de muchas de sus interpretaciones, de ese multifacético guitarrista, clarinetista, cantante y compositor cubano. Sones, boleros, guarachas… todos nos llegaron con su singular forma de hacer, con su eterna sonrisa en los labios, que supo enamorar desde sus inicios artísticos, esos que como parte del Dúo Los Compadres nos acompañaban en cada amanecer.
¿Quién de esta generación que transitó por centros becados por allá por la década del 70 del pasado siglo, no le escuchó día tras día, en un mañanero despertar en el que la cubanía sobresalía por cada poro, y además de traernos lo mejor del género trovadoresco, nos animaban para una jornada productiva?
Repilado, la voz segunda de Lorenzo Hierrezuelo, nos legó inolvidables interpretaciones, esas que una y otra vez rondan los especialísimos espacios de la música cubana en nuestros medios radiales y televisivos, y que le devuelven tal como era: el Compay de todos. «¡Saludo, Compay».