Esteban Salas, nuestro músico primado y primer compositor cubano

Por: Rafael Novoa Pupo

Aunque nació en La Habana el 25 de diciembre de 1725, Esteban Salas Castro, obtuvo su consagración como músico y compositor en Santiago de Cuba, ciudad en la que desarrolló su genio creador, hasta su muerte.

Se conoce poco sobre su vida y su obra en el tiempo que vivió en La Habana. En su niñez y juventud mostró gran interés por los estudios en general y por la música en particular, de tal manera que ya a la edad de ocho años era el triple en la Parroquial Mayor, donde realizó estudios de canto llano, violín, órgano, contrapuntos y composición.

En 1738 con quince años, comienza en el Seminario de San Carlos, y toma lecciones de filosofía, teología y derecho canónico. Se supone que su vida debió ubicarse entre la enseñanza y la composición para las iglesias parroquiales de la gobernación occidental.

En 1763, es designado por el obispo Pedro Agustín Morell de Santa Cruz y de Lora, como Maestro de Capilla de la Catedral de Santiago de Cuba, ciudad donde trabajó además como profesor de música, filosofía y moral en el Seminario San Basilio Magno. En marzo de 1790, fue ordenado sacerdote.

En el dominio de la composición musical, Esteban Salas fue creador de música litúrgica, concebida a menudo para conjuntos vocales, en la que utilizaba textos en latín, y donde están la mayor parte de la obra suya que ha sobrevivido a nuestros días tales como salmos, letanías, secuencias, misas, y composiciones no litúrgicas con letras en forma de romance castellano.

Su labor como autor y proveedor de repertorio para todas las parroquias de la gobernación oriental de Cuba incluyó autos sacramentales, misas, salves, villancicos y poemas pastoriles, los que escribía cada año para la celebración pascual.

Gran parte de su obra musical se inscribe dentro de modelos españoles, conservadores de la tradición pre-clásica, en especial al estilo barroco y, sobre todo, en cánones de la escuela napolitana, la cual admiraba.

No obstante, fue un hombre de transición que perteneció a dos épocas dentro de la historia de la música, a tono con los profundos cambios que sucedieron hacia finales del siglo XVIII.

En febrero de 1764 con 39 años, llegó a Santiago de Cuba con el nombramiento de maestro interino otorgado por el obispo Morell de Santa Cruz. Por el procedimiento, compuso como prueba de su competencia un Ave María Stella que entregó al Cabildo de la ciudad y que por suerte no se extravió en el olvido, y hoy se conoce.

El 12 de marzo de ese mismo año y en señal de aprobación, el Cabildo le confirma el título provisional, ya que el definitivo tenía que ser extendido por Cédula Real que se obtenía a través de México, y que le fue entregado finalmente el 12 de marzo de 1769.

Fue así que Salas comenzó a poner orden en la Capilla de música de la Catedral de Santiago, la cual llegó a tener una nómina de 14 músicos, distribuidos en 3 tiples, 2 altos, 2 tenores, 1 arpa, 2 violines primeros, 1 violín segundo, 1 organista y 2 bajonistas.

El 20 de marzo de 1790 Salas fue ordenado sacerdote en ceremonia realizada en la iglesia de Dolores, y para este momento escribió un villancico sin carácter navideño,” ¿Quién es esta, cielos?» y un Stabat Mater, en 14 movimientos.

Durante esos años trabajó incansablemente por mejorar la economía de los músicos de su Capilla. Produjo obras o copias para todas las iglesias de la zona oriental, fue profesor de canto llano, filosofía y teología moral en el Seminario de San Basilio. Todo eso y más lo realizaba sin otra paga que la de maestro de Capilla.

Su catálogo de obras está integrado por 7 misas, 5 himnos, 7 secuencias, 12 antífonas, 5 salmos, 1 pasionario, 3 cánticos, 2 letanías, 8 lecciones, 7 invitatorios, 2 motetes, 29 versos de aleluya, 1 víspera, 1 tercia, 1 nona, así como decenas de villancicos.

Los manuscritos de la obra de Salas fueron descubiertos en los archivos de la Catedral de Santiago de Cuba por Alejo Carpentier en la década del 40 del siglo XX, cuando se encontraba en labores de investigación para su libro «La Música en Cuba». Existe un libro editado en los años 80 en Cuba, con las partituras de Cantatas, Pastorelas y Villancicos de Salas.

Salas fue un hombre pequeño, magro de carnes, de piel algo oscura, de labios gruesos, ojos negros, frente amplia y perfil aguileño. Era enérgico, decidido, voluntarioso y ordenado, y se destacaba por la claridad de su letra, lo cual no daba lugar a equivocaciones en los momentos de leer sus partituras.

En los 39 años de labor creativa y pedagógica que llevó a efecto en Santiago de Cuba, no sólo desplegó una extraordinaria labor musical, sino que luchó incansablemente por mejorar la situación económica de los músicos de la ciudad, se dice que en muchísimas ocasiones llegó a financiar sus labores con sus precarios ingresos económicos, con que debía atender sus gastos personales.

Esteban Salas Castro, falleció en Santiago de Cuba el 14 de julio de 1803, y sus restos descansan en una cripta al lado de un altar, de la Iglesia de San Francisco. (Con información de Ecured y Sierra Maestra).