Calixto García, el general de la estrella en la frente

Por: Rafael Novoa Pupo

“El León holguinero”, como nombraban a Calixto García Íñiguez, nació el 4 de agosto de 1839 en la calle de San Diego, esquina a la del Rosario en la ciudad de Holguín. Tuvo que dejar la escuela a los catorce años para dedicarse a un trabajo como comerciante, en un pequeño negocio de un tío en Bayamo.

Siendo muy joven se traslada hacia la capital habanera para continuar en la práctica del comercio, extendida en la época, y con la intención de llegar hasta la universidad. No obstante, sus intenciones se frustran, ni siquiera cursa el bachillerato.

De nuevo en Oriente, Calixto García se alzó el 13 de octubre de 1868 en la finca Santa Teresa, Jiguaní, junto a Donato Mármol. Ese día atacaron a Santa Rita y seguidamente a Jiguaní, donde quedó como jefe militar de la plaza. Participó en la toma de Bayamo y en su posterior defensa. En noviembre de ese año, estando subordinado al teniente general. Luis Marcano, fue ascendido a coronel.

El 15 de febrero de 1869 dirigió su primer combate en Loma de Piedra. En ese mes pasó a ser segundo jefe de la Brigada de Jiguaní, bajo el mando del mayor general Máximo Gómez, con grado de general de brigada y en agosto del mismo año se convirtió en jefe del estado mayor de Gómez cuando éste era jefe de la División de Holguín.

En enero de 1870 regresó, con Gómez. Un mes después sustituyó a Gómez en la jefatura del distrito de Jiguaní. En febrero de 1872 recibió el mando de la División de Holguín y el 1 de mayo de 1872 fue ascendido a mayor general.

El 27 de octubre de 1873 apoyó con sus tropas la decisión de la Cámara de Representantes de destituir al presidente de la República en Armas, Carlos Manuel de Céspedes, y en noviembre, al desaparecer el Departamento Provisional del Cauto, se convirtió en jefe de toda la provincia oriental, pues se le subordinaron los distritos de Jiguaní, Bayamo, Manzanillo y Las Tunas.

El 9 de enero de 1874 libró el combate de Melones, en el distrito de Jiguaní. Días después marchó al frente de 1 200 hombres hacia Camagüey, acompañado por el presidente Salvador Cisneros y los miembros de la Cámara de Representantes. Allí se acordó realizar la invasión a Las Villas, pero Calixto regresó a Oriente en marzo, y tuvo que enfrentarse al motín provocado por el teniente coronel Payito León, en Las Tunas.

El 6 de septiembre de 1874, hallándose acompañado solamente por unos 20 efectivos, el enemigo logró cercarlo en San Antonio de Baja, cerca de Veguitas, en Bayamo. Ante tal situación prefirió morir antes de caer en manos de los españoles y se disparó debajo de la barbilla. La bala salió por la frente, que quedó marcada para siempre por la salida del proyectil. (Por esta cicatriz, José Martí lo apodaría «el hombre de la estrella en la frente»).

Gravemente herido, fue hecho prisionero y enviado a las cárceles de Pamplona y Alicante en España, donde permaneció cuatro años. Como resultado del Pacto del Zanjón el 10 de febrero de 1878, fue puesto en libertad el 29 de mayo de 1878.

Calixto García marchó a Nueva York con el firme propósito de preparar una nueva guerra y presidió el Comité Revolucionario Cubano para organizar lo que se conoció como la Guerra Chiquita. El 29 de marzo de 1880 salió de Jersey City al frente de una expedición de 26 hombres, en la goleta Hattie Haskel.

Un primer intento de regresar a Cuba no resultó, y se vieron obligados a poner rumbo a Jamaica. El 24 de ese mes salió de Jamaica en un bote y tuvo que regresar a remo al punto de partida debido a la rotura del mástil. Luego desembarcó por la Playa Cojímar al oeste de Santiago de Cuba. Después de percatarse de la falta de condiciones para la lucha, y sintiéndose enfermo y aislado, capituló el 3 de agosto en Mabay, cerca de Bayamo. Fue deportado a España, donde residió hasta que comenzó la Guerra del 95, en que se trasladó a Nueva York.

Allí organizó una expedición que salió en el vapor Hawkins, el cual naufragó el 26 de enero de 1896, horas después de su partida. A los pocos días organizó otra que también fracasó al ser detenida por las autoridades estadounidenses, el 24 de febrero de 1896, cuando se realizaba el trasbordo para el vapor Bermuda, en aguas jurisdiccionales de Estados Unidos. En el tercer intento logró desembarcar el 24 de marzo de 1896, en ese propio vapor Bermuda, al frente de 78 expedicionarios, por Maraví, a 10 kilómetros al noroeste de Baracoa.

El 28 de abril de 1896 fue designado jefe del Departamento Oriental. En junio resultó herido en un brazo en Cruz de Piedra, y en julio incursionó en la región de Guantánamo, donde libró los combates de Los Moscones, Belleza, La Gloria y Yerba de Guinea. Un mes más tarde atacó y tomó el fuerte de San Marcos, en Loma del Hierro. Después de tomar Guáimaro, en Camagüey, en octubre de 1896, regresó a la provincia oriental para comenzar una campaña cuya primera etapa consistió en desgastar al enemigo asaltándole los convoyes de suministros a las plazas y ciudades, para culminar con el sitio y toma de estas.

Tras la caída del mayor general Antonio Maceo el 7 de diciembre de 1896, fue nombrado lugarteniente general del Ejército Libertador, manteniendo el cargo de jefe del Departamento Oriental. En 1897 se sucedieron los combates de Cambute, Jiguaní, Las Tunas y Guisa. Las fuerzas bajo su mando liberaron a Bayamo el 28 de abril de 1898.

Al intervenir los norteamericanos en la Guerra Hispano-Cubana, les presentó un plan para derrotar a los españoles en poco tiempo. Este, a pesar de ser aprobado, no fue aplicado en todas sus partes por las fuerzas invasoras norteamericanas, lo cual provocó que inicialmente sufrieran importantes bajas, por lo que se vieron obligadas a recurrir a Calixto, quien con sus indicaciones logró encauzarlas por los caminos de la victoria.

Con las fuerzas cubanas realizó el aseguramiento de los desembarcos de las tropas del 5 Cuerpo Expedicionario de Estados Unidos y apoyó los combates de Las Guásimas, El Caney y San Juan, pero indignado por la decisión de los norteamericanos de impedir la entrada de los cubanos a Santiago de Cuba una vez consumada la victoria, renunció al cargo de jefe del Departamento Oriental y marchó con sus tropas hacia Jiguaní. El 17 de julio escribió una carta de renuncia al jefe de las fuerzas norteamericanas, General. William Rufus Shafter, revelándole con crudeza las verdaderas intenciones de la ocupación del país.

Entre el 16 y el 17 de agosto de 1898 llevó a cabo el combate de Auras, último de la guerra. El 13 de septiembre de 1898, el Consejo de Gobierno lo destituyó del cargo de lugarteniente general del Ejército Libertador por considerar que había dejado de merecer su confianza. Nueve días después hizo su entrada en Santiago de Cuba donde fue objeto de un gran recibimiento popular.

Calixto García, demostró un gran civismo y un concepto supremo de la dignidad cubana con respecto a los norteamericanos, antes, durante y después de la llamada Guerra Hispano-Cubano-Norteamericana.

Fue elegido delegado a la Asamblea de Representantes de la Revolución Cubana de Santa Cruz del Sur, donde se le designó para presidir una comisión que viajó a Washington con la misión de procurar el reconocimiento de ese órgano, así como los recursos financieros necesarios para el licenciamiento de los miembros del Ejército Libertador.

Encontrándose en esa gestión, contrajo una fuerte pulmonía a consecuencia de la cual falleció el 11 de diciembre de 1898. Sus restos fueron trasladados a Cuba. (Con información de Ecured).