2 de septiembre: 60 años de la Primera Declaración de La Habana

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Por: Rafael Novoa Pupo

El 2 de septiembre de 1960, en la Plaza de la Revolución José Martí de la Habana, fue aprobado por más de un millón de cubanos en representación del resto del país, un documento que tuvo honda repercusión internacional, y al cual se lo denominó Primera Declaración de La Habana.

Este resultó ser un documento jurídico, y que daba respuesta inmediata y justa, oportuna y viril, a la Conferencia de San José Costa Rica, cita de tendencia pro-imperialista, que excluyó a Cuba de la podrida Organización de Estados Americanos (OEA), como primer paso para posibilitar la agresión armada, de Estados Unidos.

En la Declaración de La Habana, se plasmó el rompimiento de Cuba con el Tratado Militar con los yanquis, que había sido firmado por la dictadura batistiana, y donde Cuba se declaró independiente del intervencionismo norteamericano. En el documento, se condenaba además la dominación política y económica de Estados Unidos sobre los pueblos de América Latina, varios de los cuales han visto invadidos y perdidos parte de sus territorios como México, o han sufrido vejámenes de los marines contra sus mujeres e hijos, y contra los símbolos más altos de sus patrias.

En la Primera Declaración de La Habana, se denuncia que la injerencia de Estados Unidos se afianza en su superioridad militar, en la firma obligada de tratados desiguales, y en la sumisión al imperio de algunos gobernantes traidores a sus pueblos, con lo cual el Imperio nos ha convertido en su traspatio, y fuente de enriquecimiento para sus monopolios internacionales, de capital norteamericano.

También en esa Declaración se repudió el intento de mantener la Doctrina Monroe, utilizada como lo previó Martí, para extender el dominio en América de los imperialistas voraces, y para inyectar el veneno de los empréstitos, los canales, y los ferrocarriles, como también supuso el Apóstol.

La Asamblea General del pueblo cubano, también votó por la aceptación agradecida a la Unión Soviética, por su apoyo solidario en lo comercial y en lo militar. Así mismo se reafirmó que la democracia real no es compatible con la oligarquía financiera, con la discriminación y explotación de los pueblos, el latifundio, la desigualdad, y las leyes represivas, porque democracia no es sólo el ejercicio del voto electoral, sino el derecho de los ciudadanos a elegir libremente y decidir sus propios destinos, y ver realizados sus verdaderos derechos humanos a la educación, la salud, la seguridad social, y la justicia social.

Esa valiosa Declaración pública votada por más de un millón de cubanos, expresó a los pueblos la seguridad de que Cuba no fallará, y ello ha quedado evidenciado cuando casi sesenta años después ¡aquí estamos! y ratificando al mundo, que continuamos ese compromiso histórico. (Con información de 5 de septiembre y Ecured).