Rafael Trejo, líder estudiantil antimachadista

Recorte de reportaje Un batir de alas, publicado por la revista Bohemia, año 46, No. 40, La Habana, 3 de octubre de 1954. / Foto: 5 de septiembre.

Por: Rafael Novoa Pupo

Rafael Trejo González, “Felo”, nació el 9 de septiembre de 1910 en San Antonio de los Baños, actual provincia de Artemisa. Su madre, Adela González Díaz, ejercía como maestra rural. Su padre, tabaquero devenido doctor en Derecho, se desempeñaba como funcionario municipal en el ayuntamiento de la localidad.

En 1919 la familia se mudó para la barriada capitalina de La Víbora, y es cuando Felo, como lo llamaban sus progenitores, cursa sus primeros estudios en la escuela pública número 46. Luego ingresó en el Colegio Belén, donde con notas brillantes cursó los primeros tres años del bachillerato. El cuarto lo hizo en el Instituto de La Habana con las más altas notas, graduándose de bachiller a los 17 años.

Rafael Trejo fue un buen lector, sobre todo de Martí y José Ingenieros. Era conversador, de aguda sensibilidad, inteligente, comprensivo, y siempre trataba de interpretar el quehacer nacional muy movido a la sazón, pues se producían frecuentes los Consejos de Disciplina, con expulsión de los estudiantes de la Universidad, privados de continuar sus estudios.

Siempre fue un joven optimista, saludable, fuerte, y corajudo que abrigaba fe en el porvenir. Trejo poseía una personalidad resplandeciente y atractiva. Por su pureza y ternura parecía un niño grande feliz. Gustaba de la música culta pero también de la popular callejera, de los bailes y de las lides del amor. Amaba a los deportes, donde se destacó como remero y el ajedrez.

Rafael Trejo. Foto: Juventud Rebelde.

El día que matriculó la carrera de Derecho en la Universidad de La Habana, conoció a Raúl Roa, y desde ese mismo instante nació entre ellos una gran amistad, y fue cuando Felo entonces le confesó: “Voy a matricularme en Derecho público y en Derecho Civil. Creo que he cogido la carrera más acorde con mi vocación y temperamento. Desde hace muchas noches sueño con el estrado; pero no creas que mi aspiración es hacerme rico a expensas del prójimo. Mi ideal es poder defender algún día a los pobres y los perseguidos. Mi toga estará siempre al servicio de la justicia. También aspiro a ser útil a Cuba. Estoy dispuesto a sacrificarlo todo por verla como quiso Martí”.

Ya en 1930, en la Universidad se vincula a los hechos que llevaba a cabo el estudiantado en contra de la tiranía de Machado, y llevar a cabo el plan de reformas y depuración del profesorado propuesto por Julio Antonio Mella. Junto a otros estudiantes hace desaparecer la tarja de la Escuela de Derecho que glorificaba al régimen, y en las elecciones universitarias de ese año, Trejo salió electo vicepresidente de la Asociación de Estudiantes de la Escuela de Derecho. Desde esa tribuna, trata de canalizar las aspiraciones de la masa estudiantil, y clandestinamente conspira contra el tirano.

Los meses que antecedieron a septiembre de 1930 fueron de intensa actividad. Trejo y sus compañeros desarrollaron una intensa actividad revolucionaria, efectuaron reuniones clandestinas y redactaron manifiestos, proclamas y arengas, donde el estudiantado exigía la rehabilitación de los estudiantes expulsados por sus actividades revolucionarias, y la inmediata renuncia de Machado.

El 29 de septiembre, convocaron a una manifestación en el parque Alfaro para el día 30 de septiembre de 1930 y de ahí marchar al Palacio Presidencial. Ese día, Trejo se vistió con el traje más deteriorado que tenía y eligió su peor sombrero de pajilla, que había pintado de aluminio en señal de protesta, y en tono de chanza, había propuesto que lo que más hacía falta, era una víctima.

Para impedir la movilización, el Gobierno preparó un gran despliegue de policías y batallones del ejército, emplazó con ametralladoras distintos sitios estratégicos de la ciudad, reforzó la guarnición del Castillo de la Fuerza, y los escuadrones del Tercio Táctico, fueron acuartelados en el Campamento de Columbia. A pesar de esto, estudiantes y pueblo se concentraron en el lugar convenido.

La manifestación bajó la escalinata, y los policías de Machado cargaron violentamente contra todos. En la esquina de San Lázaro e Infanta, se produjo una confusión terrible. Pablo de la Torriente Brau que utilizaba contra los policías como única arma sus puños, cayó gravemente herido en la cabeza. Mientras esto sucedía, en Jovellar e Infanta Rafael Trejo en corajudo arranque, se enredó cuerpo a cuerpo con un policía. Al momento, Díaz Baldoquín acudió en su ayuda tratando de arrebatarle el arma al verdugo, cuando sonó una descarga y Felo se derrumbó chorreando de sangre sobre el pavimento regado de casquillos, y manifiestos.

Imagen: ACN

Pablo de la Torriente Brau, quien también había sido internado por una herida de bala en el cráneo, relataría más tarde de su encuentro con Rafael Trejo dentro del hospital: “Yo no podré olvidar jamás la sonrisa con que me saludó Rafael Trejo cuando lo subieron a la Sala de Urgencia del Hospital Municipal y lo colocaron a mi lado. Yo estaba vomitando sangre y casi desvanecido de debilidad. Pero su sonrisa, con todo, me produjo una extraña sensación indefinible”.

Rafael “Felo” Trejo, fue sometido a una riesgosa operación. Falleció a las 9:50 p. m. del 30 de septiembre de 1930, había recién cumplidos los 20 años, convirtiéndose así, en “La víctima necesaria”, como él mismo había bromeado. (Con información de Ecured y Cubadebate).