Por: Belkis Niebla López
Las rutinas diarias de trabajo de las dependientes de la Panadería La Panificadora Maribel Blanco García y Soledad Fundora Carpio cambiaron al tener que llevar el pan de la canasta básica a los consumidores que residen en zonas de restricción debido al rebrote de la COVID-19 en el municipio, razón por la cual se encuentra en fase de transmisión autóctona limitada. CUBA ANTE LA COVID-19 (I) (II) (III) (IV) (V) (VI) (VII) (VIII) (IX) (X)
Cada mañana estas trinitarias trabajadoras de la Alimentaria organizan la cantidad de pan que precisan los 23 núcleos familiares que agrupan 124 consumidores de las bodegas El Tamarindo y El Telescopio, además de que apoyan con los de la bodega El Ciclón y los 12 compañeros de guardia en el área de restricción Antonio Guiteras, entre Línea y Anselmo Rodríguez.
Maribel y Soledad afirman que sí tuvieron miedo desde un inicio y que todavía lo tienen, pero que también saben que su misión es hacerles llegar este producto necesario para la alimentación de esas personas aisladas, como forma de contribuir, desde su puesto de trabajo, en la lucha contra la pandemia.
Nos cuentan Maribel y Soledad que cada mañana llegan hasta donde está la cinta y desde allí distribuyen y venden el pan, y que se protegen tal y como se ha orientado por el Ministerio de Salud Pública, tienen nasobuco, utilizan guantes, y protegen bien el pan, trasladado mediante una bicicleta.
Muchas son las muestras de entrega y dedicación que por estos días de contingencia sanitaria protagonizan y protagonizarán los trabajadores trinitarios, esos que por las características de su labor tienen que estar en la primera fila dando ejemplo de altruismo, amor y solidaridad, como estas dependientes de la Panadería La Panificadora perteneciente a la Alimentaria.