Por: Ana Martha Panadés Rodríguez
Al doctor Idolki Colina Rodríguez le apasionan los desafíos: casi estrenar en Trinidad el programa de municipalización en la especialidad de medicina, destacarse como uno de los líderes de la Federación Estudiantil Universitaria, asumir recién graduado la dirección de un policlínico, obtener la especialidad de Toxicología en la Habana, dirigir el proceso de asistencia médica en uno de los centros de aislamiento de este territorio, conocido como Villa Siguaney. CUBA ANTE LA COVID-19 (I) (II) (III) (IV) (V) (VI) (VII) (VIII) (IX) (X)
“El centro recibe a las personas que son contactos de casos positivos a la COVID-19; desde bien temprano se organiza el trabajo y toda la logística que eso implica. En la zona roja existe equipo médico, que incluye también personal de servicio, encargado de la atención a los pacientes; se pasa visita dos veces al día, por la mañana y por la tarde, pero los signos vitales se toman cada 8 horas. Ante la aparición de cualquier síntoma, se activa el protocolo y se procede al traslado para instituciones de la provincia.”
Desde que la COVID-19 lo trajo de regreso a Trinidad en espera del nuevo curso académico, Idolki Colina ha completado con creces su formación como profesional cubano de la salud. En estos siete meses lo gratifican acompañar y dar aliento a los pacientes, ser el primero en llegar al trabajo, colegiar las decisiones y proteger la vida de sus compañeros como si fuera la suya.
Pero aún en los momentos más tensos, el joven galeno transmite confianza. En estos días en los que el rebrote de la pandemia amenaza a Trinidad y mientras dirige uno de los centros de aislamiento valora el trabajo en equipo, el coraje de otras personas que también velan por la vida.
“Todo el agradecimiento para los trabajadores de esta villa que pertenece a la empresa de Alojamiento; sin ellos hubiera sido imposible cumplir esta tarea. El trabajo de las camareras es admirable, ellas desinfectan y limpian las habitaciones cuando el paciente se va de alta con su segundo PCR negativo; todos estos compañeros también se merecen los aplausos.
“Estamos trabajando desde que comenzó la lucha contra el nuevo coronavirus; estamos, como decía el Hugo Chávez “rodilla en tierra” para evitar que esta pandemia se propague. Muchas personas estamos trabajando desde bien temprano y a veces son las 10 de la noche y no hemos regresado a nuestra casa. Todos queremos que las cosas salgan bien y vencer esta pandemia.”
El de Idolki Colina ha sido un camino largo, por momentos tortuoso, pero siempre encuentra la luz que le permite agradecer cada enseñanza y emocionarse con el dolor de otros: “los primeros dos pacientes positivos del evento del hotel Costasur se encontraban en nuestro centro –recuerda ahora mientras se le hace un nudo en la garganta- fue muy difícil informarles el resultado de la prueba y después cuando fueron trasladados para el hospital de Villa Clara. Le aconsejo a las personas que se cuiden porque esta enfermedad mata y nos aleja de la familia.”
Cuando la nueva normalidad le permita retomar la especialidad de Toxicología, cuando abrace nuevos sueños y tal vez otros derroteros, el joven médico Idolki Colina Rodríguez encontrará razones para plantearse el mayor de sus desafíos: no dejar que le abandone nunca el humanismo.