Trinidad bajo lluvias

Foto: José Rafael Gómez Reguera

Por: José Rafael Gómez Reguera

Con la excepción de muy pocos momentos, las lluvias han sido bastante persistentes en Trinidad, aunque ya en la media mañana el sol salió tenuemente, como anunciando un breve receso en lo ocurrido en la Ciudad Museo del Caribe a consecuencia de la situación meteorológica ocasionada por la Tormenta Tropical número 28 de esta temporada ciclónica 2020.

La ocurrencia de precipitaciones, al menos en predios citadinos, es apreciable ya por tercer día consecutivo, con sus beneficios favorables para el sector agropecuario, aunque todo un reto para quienes tienen la responsabilidad de aplicar las medidas de restricción existentes en algunas áreas de la Tercera Villa de Cuba, así como para aquellos comprometidos con actividades permanentes como el Sistema de Atención a la Familia (SAF), quienes aportan alimentos ya elaborados a personas vulnerables.

Foto: José Rafael Gómez Reguera.

Sin embargo, los aguaceros, más o menos fuertes en algunas oportunidades, tienen su saldo positivo en un territorio tradicionalmente afectado por el abasto de agua a la población a consecuencia de la disminución de las aguas subterráneas y lo poco que ha aportado, en las últimas décadas, la principal fuente de aporte del vital líquido a Trinidad: San Juan de Letrán.

Foto: José Rafael Gómez Reguera

La situación es tal que, jocosamente, para los trinitarios es tan negativo que llueva mucho como que no sea así. No es un juego de palabras. Si se producen por eventos meteorológicos, por ejemplo, la fuerza de las aguas rompe las viejas tuberías y cuesta trabajo recomponer el sistema que, además, sufre por las empalizadas, capaces, asimismo, de tupir las zonas por donde debe acopiarse el agua.

Si no es así, el aporte de agua baja increíblemente a unos pocos litros por segundo, y a consecuencia de ello, el territorio se ve obligado a extender los ciclos de abasto a una población que ha crecido notablemente, junto a no pocos negocios estatales y privados, además de devenir centro al que debe acudirse para realizar diversas gestiones.

El sol sale tenuemente en Trinidad. Foto: José Rafael Gómez Reguera.

A pesar de todo, se agradecen las lluvias que dejan más limpia a una ciudad requerida de un más eficiente quehacer en los Servicios Comunales y, en paralelo, o antes que ello, de una mayor disciplina ciudadana en el cuidado del entorno, lamentable problema que crece sin que se le ponga coto a tanta suciedad depositada dondequiera por manos indolentes, lo mismo sobre las aceras que en los contenes o en la mismísima vía pública.

De igual manera, se benefician los organopónicos y huertos familiares, que contribuyen a la alimentación del pueblo y no disponen de sistemas de riego, en tanto las tierras de la periferia, pertenecientes a los asociados a la Cooperativa de Créditos y Servicios José Mendoza García, también reciben este don del cielo.