Por: Ana Martha Panadés Rodríguez
Puertas adentro el espíritu creativo de la ciudad sobrevive; pese al aislamiento y la zozobra ante la pandemia Trinidad, no renuncia a la íntima celebración, también a través de plataformas virtuales, de una condición que resalta el arraigo de la artesanía y las artes populares en esta urbe patrimonial, con más de cinco siglos de vida.
El 31 de octubre festejaremos el primer aniversario de la condición de Ciudad Creativa otorgada por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencias y la Cultura, UNESCO, y que hace justicia a esa pasión de centenares de mujeres y no pocos hombres por el arte de las manualidades y la maestría en estas prácticas.
Perdura así el exquisito arte de entretejer los hilos en el lienzo que transmite vida a través del deshilado, el bordado y los puntos rescatados de antiguos cofres y puestos en las manos de las más noveles generaciones de artesanos gracias a la vocación de maestras de la aguja como Magalis Ramírez, Obdulia González (Yuya), Zaida Ramos, María Caridad (Mery) Viciedo, Adrián Carmona y Olga Kabanova, quienes, además de transmitir sus saberes, le corresponden a la ciudad y sus tradiciones.
Para Duznel Zerquera Amador, director de la oficina del Conservador de la Ciudad y uno de los expertos que participó en la conformación del expediente, el desarrollo de las artesanías en la Ciudad Museo del Caribe responde a propósitos postulados en la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible de las Naciones Unidas. Este título, junto a los de ciudad patrimonial y artesanal, reconocen los valores de la ciudad, pero también apelan al compromiso y la responsabilidad de sus habitantes a fin de preservarlos y legarlos al futuro.