Por: Ana Martha Panadés Rodríguez
Los enfermeros Yanisley Águila y Francisco Prada Morales dibujan el rostro del contingente Henry Reeve; como ellos, profesionales de la salud de este municipio y de toda Cuba honran la vocación de salvar vidas y devolver sonrisas, tal y como soñó siempre el líder histórico de la Revolución cubana Fidel Castro Ruz, quien hizo posible el propósito de extender la solidaridad y la esperanza a los más apartados sitios del planeta.
Ella no dudó en formar parte de la brigada que partió a México para ayudar a combatir la COVID-19; allí la reconfortó el cariño de colegas y pacientes que agradecen el altruismo de los cubanos: “es muy emocionante saber que estamos salvando vidas y ayudando a muchas personas a recuperarse de esta enfermedad con un alto nivel de contagio”.
Para Francisco Prada Morales no hay premio mayor que la sonrisa de quienes devuelve a la vida. Su vocación le conduce siempre a los sitios donde solo salva el amor y la esperanza. Este enfermero trinitario es miembro de la brigada Henry Reeve desde el año 2010 y ha cumplido misiones en Haití, en Sierra Leona para combatir el ébola y más reciente enlas islas Antiguas y Barbudas como parte de esa batalla global contra el nuevo coronavirus.
“En el hospital estuvimos distribuidos por salas: emergencia, medicina, cirugía todas con pacientes sospechosos y positivos; trabajamos por turnos de ocho horas junto al personal del centro asistencial y todos valoraronnuestra preparación en el plano profesional, pero también nuestra formación humanista”, recuerda Pancho, como le conocemos en Trinidad.
Pero son muchos los profesionales cubanos que definen la esencia solidaria de la medicina cubana defendida por el Comandante en Jefe incluso antes del triunfo del Primero de enero de 1959; y es que el pensamiento de Fidel con respecto a la Salud Pública en la Isla ya se encontraba presente desde “La Historia me Absolverá» y su perfeccionamiento estuvo siempre entre sus principales objetivos.
Sus palabras pronunciadas en el acto de constitución del destacamento de Ciencias Médicas Carlos J. Finlay, efectuado en el teatro Karl Marx el 12 de marzo de 1982 expresan con absoluta claridad la visión del líder histórico sobre el rol de esta profesión en la sociedad cuando expresó:
«Para estudiar medicina hay que escoger a los mejores entre nuestros estudiantes, los de mejores cualidades intelectuales, académicas, políticas y morales, sí, políticas y morales. (…) Es decir, para ser médico se requiere una sensibilidad exquisita, una gran calidad humana, gran capacidad intelectual y una moral a toda prueba».
Pero Fidel no solo pensaba en Cuba sino en la humanidad: «Si somos un poco más juiciosos, un poco más sensatos y un poco más previsores, empezaríamos a ver la cuestión desde otro ángulo: los médicos son una necesidad fabulosa en el mundo. Cuando pensamos en las necesidades de América Latina, de Asia, de África, del mundo subdesarrollado, hacen falta millones de médicos, millones, y esos médicos no se están formando en ninguna parte, a decir verdad. Nosotros, en la colaboración médica con algunos países, hemos promovido incluso facultades de Medicina».
Los cubanos admiramos siempre el humanismo de Fidel, la lealtad a sus principios y esa capacidad de sembrar en los corazones el amor por las causas justas; son precisamente esas cualidades las que inculcó entre los cubanos y las cubanas más allá de credos y profesiones; por ello hoy le recordamos en esa cabalgata eterna junto a los héroes y también entre nosotros.