Por: Alipio Martínez Romero
Elio Vilva Trujillo, pintor autodidacta trinitario es el único cubano cuya obra presenta un distinguido catalogo internacional de arte contemporáneo de una importante casa de subasta, (la Maison de ventes aux Enchėres Rossini), de París Francia, finalizada una rigurosa labor selectiva entre las muestras de cultivadores de distintas tendencias del género.
El artista de la plástica se muestra orgulloso de sentirse en un sueño no soñado al exhibir sus pinturas junto a autores famosos como los españoles Pablo Picasso, autor de las tituladas La mujer que llora, Retrato de Dora Maar, Guernica y Las señoritas de Aviñón, además de Salvador Dalí, creador de La tentación de San Antonio, Premonición de la guerra civil, entre muchísimas otras.
También fue seleccionado Henri Julien Félix Rousseau, célebre pintor francés, uno de los máximos exponentes del arte naíf. El sueño, Tigre en una tormenta tropical, Yo mismo, Retrato- Paisaje, los cuales clasifican entre los títulos más notables.
De acuerdo con el trinitario Vilva Trujillo, sus creaciones comenzaron a promoverse en la ciudad francesa de Lyon y en la inglesa de Londres, por medio de su amigo cubano Rodney Delgado Maro, quien las descubrió en la Galería Benito Ortiz de esta urbe de la provincia de Sancti Spíritus, al centro sur de Cuba, en enero de 2014, en los festejos fundacionales por los 500 años de la Tercera Villa de la isla caribeña.
Las deidades de Elegguá y Changó , en mediano formato, son temas de la santería , los cultos sincréticos afrocubanos específicamente los orishas , recreados con la técnica de acrílico sobre lienzo , unido a los matices de colores brillantes, todo un conjunto que diferencia durante su trayectoria de más de veinte años su quehacer artístico .
Refiere Vilva que su musa la inspiran las tradiciones, leyendas y costumbres de Trinidad declarada por la UNESCO en 1988, Patrimonio de la Humanidad junto al Valle de los Ingenios o de San Luis, emporio azucarero cubano del siglo XIX, donde más de 55 ingenios o trapiches producían azúcar con trabajo esclavo .
Ellos, son los protagonistas de la posterior evolución de una cultura sincrética conjugada en el tejido de yarey, en la artesanía, en las manifestaciones danzarías y de la música, escenificadas en los bateyes, base de sustento para sus actuales títulos como de Ciudad Artesanal del Mundo, por el Consejo Mundial de Artesanías, adscrito a la UNESCO, y Ciudad Creativa en Artesanías y Artes Populares, concedido por la propia UNESCO.