Por: Belkis Niebla López
A Carmen se le erizó la piel cuando de pronto ¡pum!, se le rompió el televisor PANDA de su hija, sencillamente se apagó y ya, después puso el suyo, un pantalla plana Daewoo y sucedió lo mismo. Entonces afirmó “Y ¿ahora?, ¿qué me hago?”, es la expresión de todos ante algo así y a partir de ahí a buscar dónde arreglarlos, sobre todo en estos tiempos de tanta escasez de piezas de repuesto.
Así preguntando y preguntando supo de un pequeño taller ubicado en un local arrendado del Grupo de Servicios Técnicos, Personales y del Hogar de Trinidad ubicado en la calle José Martí, donde dos jóvenes trabajadores por cuenta propia en reparación de equipos electrónicos hacen “milagros” para ayudar a quienes llegan allí como Carmen en busca de solución al problema.
Alexander Solano González y Lázaro Maso Bravo la atendieron y explicaron lo que tenían roto los 2 televisores, y le afirmaron tenían arreglo. En ese instante le volvió el alma al cuerpo porque ella pensaba que se habían quemado.
Estos dos jóvenes trinitarios graduados de técnico medio en electrónica llevan cerca de 7 años utilizando el local arrendado del Grupo de Servicios aportando cada mes a la entidad 354 pesos, cerca de 30 mil en todo ese período. En el taller ellos también hacen arreglos de celulares, microondas, cajitas decodificadoras, equipos de música, entre otros.
La opinión de la labor que realizan Alexander y Lázaro para ayudar con problemáticas como estas a los trinitarios es muy buena, avalada por la calidad del servicio que prestan, pero sobre todo porque siempre hacen lo posible porque tenga solución en la medida de lo posible cada rotura de los equipos que les llevan los clientes.