Día del Trabajador de la Cultura: la universalidad de Trinidad

Foto: José Rafael Gómez Reguera.

Por: José Rafael Gómez Reguera

Patrimonio Cultural de la Humanidad es el título que, a nivel mundial, distingue a Trinidad, una Villa fundada en enero de 1514, hace ya casi 457 años, y que en fechas como la de hoy, convidan al análisis y, desde luego, a la celebración, aun bajo las actuales condiciones dictadas por la presencia en Cuba de la COVID-19.

Es justamente la etapa de la llamada “nueva normalidad” la que nos invita a mirar la fecha desde lo que han significado la mayor parte de los meses de este 2020, con el cierre de instituciones y la no realización de eventos, en tanto las acciones más importantes se han mantenido bajo la observancia de las medidas higiénico-sanitarias para evitar cualquier tipo de transmisión.

En fecha como esta, Trinidad recuerda al poeta de la Generación del Centenario, Raúl Gómez García, reconoce y premia a los que más se han distinguido, y también llama a la cordura para que con la gradual reapertura de instituciones culturales, el disfrute pueda mantenerse y extenderse tanto como seamos capaces de elevar el grado de responsabilidad ciudadana y cooperar con las direcciones administrativas y sanitarias.

Monumento Nacional de la República de Cuba, sin lugar a dudas el título que más nos ha enorgullecido por años, la Villa del Táyaba también ha sabido recuperar sus costumbres y tradiciones más allá del ámbito hogareño y visibilizarlos, tal como ha sucedido con las artes populares y la artesanía. De ahí el título de Ciudad Creativa otorgado, de igual manera, por la UNESCO.

Con anterioridad, el Consejo Mundial de Artesanías, entidad adscrita a la UNESCO, había reconocido a Trinidad como Ciudad Artesanal del mundo, luego de rigurosas evaluaciones in situ que mostraron de qué forma las manualidades han cobrado nueva vida en una añeja ciudad, y su entorno rural inmediato, como en el Valle de los Ingenios.

Verdad de Perogrullo puede ser, asimismo, reconocer lo que se ha logrado en materia de artes plásticas, en general; en música y literatura, en teatro, danza, periodismo, y en cuanta manifestación artística nombrarse pudiera. Larga sería la lista de personalidades que jamás podrían soslayarse. Porque ya decir Trinidad viene siendo sinónimo de cultura, de buen gusto, de trabajo fuerte y estable en aras de concretar proyectos y llevar a mejores estadios los que ya existen.

Visitantes nacionales y extranjeros se quedan asombrados con la arquitectura trinitaria, andan y desandan nuestras calles disfrutando de los pregones, pero también disfrutan de cantos y bailes y hasta de los platos típicos, una vertiente asociada a la cultura general, imprescindible, y que irá ganando protagonismo para complementar esa esfera que circunscribimos al arte y la literatura.